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Dedicado a VdeVantte.

El chico aún estaba nervioso, pero trataba de calmarse lo mas rápido como le fuera posible. Sabía que podía estar exagerando un poco las cosas, pero la tensión no lo dejaba pensar con claridad. Se dirigieron a la caja y una vez salieron de esa sección se dedicaron a ver vitrinas de diferentes tiendas. JungKook miraba todo con suma atención. JiHyng deseaba que JungKook pidiera algo, cualquier cosa, como lo hacían todos los niños y adolescentes a sus padres, él haría lo que sea para dárselo. Siguieron caminando hasta dar con una librería de nombre reconocido era muy amplia, enorme y libros de gran variedad.

El castaño demostró más énfasis en este lugar que en cualquier otro.

–Aquí es donde compró tus libros.– Comentó su padre.

Pero no recibió ninguna mirada de parte del joven a causa de la concentración en las cosas expuestas tras el cristal. Decidió probar otra táctica. Estaba teniendo muchos avances en un solo día y quería aprovecharlo al máximo. No sabía si una oportunidad así volvería a repetirse.

–Kookie, iré a la tienda de ropa que esta enfrente, quiero ver si hay ropa nueva. Tú puedes entrar y quedarte cuanto desees.– Lo último dicho capto la atención del adolescente y lo miro.– Toma, por si te quieres comprar algo.– dijo dándole dinero, poniéndolo en su mano.

JungKook observo el dinero y después a su padre.

–Estaras bien, estaré en la tienda, si me necesitas.– Dijo para alejarse y adentrarse a la tienda de enfrente, mirándolo de reojo cada determinado tiempo. Su padre le había dejado solo, en un lugar lleno de personas desconocidas. Éste de verdad que no era el mejor día de su vida.

Suspiro, guardo el dinero en su bolsillo y siguió viendo los libros, hasta que algo lo distrae. Alzo la vista para mirar dentro de la tienda. Personas hablando entre ellas, mirando los libros que seguramente estén interesados en comprar, y otros atendiendo a los clientes. Habían tres personas vestidas con una camisa negra y un nombre de identificación en la misma. Un chico y dos chicas, eran adolescentes.

Una de las chicas era una pelirroja y alta. Y la otra era una azabache de estatura media. Y el chico, era de contextura alta, peligris, el cual lucía suave y brilloso. Tenia una hermosa sonrisa geométrica, sonreía mucho y era amable con los clientes. Pero lo que mas llamo su atención eran esos ojos color miel que reflejaban sinceridad pura. Sin darse cuenta, toda su atención estaba sobre aquel chico, quien sabe cuanto tiempo quedó embelesado viéndolo directamente, observando cada uno de sus movimientos. Como interactuaba tan fácilmente con los clientes. De una manera tan amable. De repente aquel chico se volteó hacía donde el se encontraba y JungKook rápidamente desvío la mirada, simulando que estaba viendo los artículos de la vitrina.

Su corazón latía fuerte y rápido. Por alguna razón quería saber su nombre, no quería irse hasta saber el nombre del chico de sonrisa geométrica, pero desde el lugar donde se encontraba no lograba ver la identificación pegada en su uniforme de trabajo. La única opción que tenía era entrar y comprar algo, pero no era solo eso, era que el también lo atendiera. Pero, ¿Podría hacerlo? ¿O debería hablarle? ¿Que tal si pensaba que era un rarito?

Era ahora o nunca. Dio un suspiro y apretó con fuerza sus puños juntando el valor que no tenía y se adentro a la tienda. Con la mirada agacha, los clientes estaban ocupados en sus propios asuntos, no conscientes del chico que estaba a punto de entrar en un ataque de nervios. El castaño levanto la mirada para buscar aquel chico, cuando lo encontró se quedó embobado viéndolo, al parecer él se dio cuenta de ello y dirigió su mirada hacía el. El peligris comenzó a caminar hacia JungKook con una sonrisa en su rostro. JungKook por un momento sintió que se le iba el aire al ver que se acercaba, se volteó hacia la derecha donde estaba una estantería llena de libros y fingió que los observaba, cuando sintió que estaba cerca agarro un libro cualquiera en sus manos.

–Hola, bienvenido, ¿Puedo ayudarte en algo?– Dijo el de hermosa sonrisa observando al castaño que aún se encontraba con la mirada perdida en los libros que se hallaban en el estante. Tenia una voz grave, pero sutil. Era la voz más hermosa que haya imaginado. Apretó el libro con fuerza contra su pecho y volteo lentamente para verlo de frente, mostrándoselo.

–¿Esté?– Preguntó tomando el libro en sus manos sin dejar de sonreír en ningún instante. JungKook asiento nervioso.

–Okey, ¿necesitas algo más?

Negó con la cabeza dirigiendo su mirada a su plaquita de identificación. “Soy TaeHyung, estoy para servirte”. TaeHyung. Ese era su nombre. Era un hermoso nombre.

–Ven, sigueme.– Dijo volteando y comenzando a caminar hacía la caja registradora, luego de hacerme una señal de que lo siguiera con la mano, JungKook siguió al muchacho admirando su cabello, su contextura alta, que incluyo era como unos cinco centímetros de estatura más alto que él.

–Bien, serian seis wons.– Dice ya estando detrás del mostrador, con una encantadora sonrisa. JungKook quien estaba embobado viendo al muchacho, salió de su trance y rápidamente busca el dinero en sus bolsillos y le entrega lo correspondiente. Sus manos casi se rozan al dárselo, pero JungKook quito mano rápido para evitarlo.

–Espera un momento, solo lo envolveré.– Dijo para darle espalda, comenzando a envolver el libro en un papel de color mostaza opaco. JungKook sintió esos momentos eternos, estaba jugando con sus dedos nervioso, el peligris se voltio metiendo el paquete en una bolsa con el logo de la tienda.

–Listo, aquí tienes, que tengas un buen día.– Dijo dulce extendiéndole la bolsa. JungKook la agarro y salió lo más rápido posible del lugar, su padre lo esperaba fuera de está. Él también tenía una bolsa, pero esta contenía un par de camisas. Él lo observaba contento, JungKook por primera vez hacía algo por si mismo, entrado a un lugar desconocido, tratar con extraños y no haber entrado en pánico, es un gran avance definitivamente.

JungKook tenía sus pulsaciones descontroladas, pero no era un sentimiento desagradable. Todo lo contrario a ello, era cálido, y lindo, haciendo que olvidara su miedo por unos instantes.

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Hola hermosuras, ¿como están? Espero que muy bien.

Lo siento, si hay algo error ortográfico.

Cuidense mucho.

Se les quiere.

1048 palabras.

El chico de la librería.  ❬TaeKook❭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora