Death | ❝A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd❞
《 EN PAUSA 》
Karma Sallow sabe que va a morir.
Su extraña enfermedad se hizo presente desde que era muy pequeña y, a pesar de que se ha sometido a muchos chequeos...
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Los siguientes días se sintieron borrosos y eternos.
Papá hizo todo lo que pudo dentro de lo medicamente posible para ayudar a tratar mi extraño estado. Y pese al esfuerzo, no parecía haber una causa dentro de la medicina que pudiera explicar que era lo que estaba pasando conmigo, por lo que únicamente pudo darme los cuidados básicos para mantenerme bien mientras expulsaba sangre por un día entero más cada dos horas. Cuando aquel limite de tiempo terminó, pareció como si nunca hubiera pasado nada, simplemente todo se detuvo.
No obstante, había quedado físicamente débil, por lo que papá me tuvo bajo observación durante tres días más en el pequeño cuarto medico que había en nuestra casa. Era realmente afortunado que papá también fuera medico, porque explicar mi estado al hospital iba a ser complicado si es que nosotros mismos no podíamos entender que era lo que estaba pasando.
Mis familiares y amigos no la habían pasado muy bien durante aquellos días. Algunos habían venido a visitarme pese a las insistencias de papá que debían dejarme descansar. Desafortunadamente, no había podido tener una charla apropiada con ninguno ya que no había estado despierta o completamente consciente cuando venían a visitar. Aunque si podía escucharlos hablar algunas veces.
Uno de los más afectados era mi primo, quien parecía tan fuera de sus cabales que ni siquiera Emily podía controlarlo. También había escuchado vagamente que, por algo extraña razón, culpaba a Edward Cullen de mi estado. Era un poco ridículo, sin embargo, ya que el pobre chico solo había estado en el lugar equivocado, en el momento equivocado. No obstante, parecía que Edward tenía algún cargo de consciencia, aun cuando no había sido su culpa en absoluto, porque su padre adoptivo se presentó ese mismo día para tratar de ayudar. Aunque, claro, según lo que me había contado Kalisa, al aparecer fue expulsado del lugar por Sam diciéndole que se metiera en sus propios asuntos.
Y aunque me sentí muy mal por el doctor Cullen, quien parecía tener buenas intenciones, cuando me enteré de aquello me sentí muy aliviada. No era desconocido que el doctor Carlisle Cullen era un excelente médico, por lo que temía que pudiera averiguar que había algo mal en mi. No necesitaba que más personas supieran al respecto, era mejor así.
Otra persona que no se había tomado bien mi estado era Paul. Él había estado tan fuera de si que Sam había mandado a los chicos que lo mantuvieran alejado antes de que cometiera una locura, especialmente cada vez que Matt venía a cuidarme porque se sentía culpable. Al parecer en mis días de inconsciencia se había creado una estúpida rivalidad entre ellos dos, cuando lo único que quería Matt era saber mi estado porque era un buen amigo.
Los hermanos Carson no estaban mejor que Paul o Sam, después de todo, los tres eran prácticamente mis hermanos. Ninguno había podido descansar apropiadamente, según lo que me había dicho Matt, y se negaban a dejar mi hogar por temor a que pasara algo mientras estaban fuera. No ayudaba el hecho de que los tres fueran increíblemente tercos, porque nadie pudo convencerlos de irse a su casa a descansar, y siguieron cuidando de mi todos estos días. No pude evitar que mi corazón se calentara ante el gesto, por mucho que estuviera en contra de su terquedad.
