Era mi cumpleaños número 10 y James estaba en mi casa sin dejar de correr por todos lados por el azúcar de pastel que había preparado mi mamá.
Todos creían que James y yo éramos novios o nos gustabamos y al parecer a todos les encantaba la idea.
Según mis compañeros "éramos tal para cual. "
Pero no, el y yo nos amábamos pero de una manera diferente y los dos lo teníamos bien en claro.