Capítulo 2

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Y SE ATREVIÓ A LEER
Capítulo 2
Por: Limna Soto

Los personajes no me pertenecen.

— Señor George Villers... en qué momento pasó de ser el inmutable y discreto mentor de William Ardlay, a un curioso y sonsacador de mayorcitos! — se rió sonoramente.

— Qué le diré "honorable jefe", eso pasó hace unos 5 años cuando un Albert ahora aquí presente, empezó a tomar algunas decisiones sin protocolos ... ¿te las enumero?

— ¿Es en serio? Apenas voy regresando de mi desmemoriada ausencia y ¿me vas a regañar? ¿Acaso vas a recriminarle algo al "Gran Patriarca de los Ardlay"? — se carcajeó — Ah, mi buen George... en qué aprietos te he metido. ¿Y sabes qué es lo peor? Que viendo a donde me han llevado todas esas decisiones un tanto egoístas e intempestivas, no me arrepiento de ninguna.

— Eso lo tengo claro. Justo desde hace 5 años para el Gran Patriarca no existe nada más que un solo objetivo personal: hacer todo para que cierta impredecible y encantadora señorita alcance su felicidad... Me ha costado muchos desvelos, sustos y canas, entenderlo. Y a tu tía... ¡ni qué se diga!

— Te equivocas mi querido George, ese objetivo lo tengo desde hace casi ¡11 años! En ese entonces por otras razones muy distintas a las actuales... pero mi determinación era la misma.

— ¡Vaya, vaya!... Parece que alguien más tiene muy buen material para ir escribiendo su propio Diario personal!

— Ja, ja, ja... No tienes idea de todo lo que hay por escribir. Pero bueno... Vamos a lo que nos ocupa hoy. ¿Qué más hay qué firmar? ¿O hay alguna junta por atender?

— Nada, William. Ya todo firmaste. Y las juntas las programé para a partir de la próxima semana. Pensé que era mejor que ésta te concretaras en empaparte y actualizarte de las cosas que han sucedido en las empresas, el clan y las posibles inversiones, y así puedas tener un panorama claro para luego tomar alguna resolución. Pero si gustas empezar a hacerlo desde ya , reacomodo tu agenda sin ningún problema.

— No! Me parece perfecto así como lo hiciste — vió su reloj y añadió, — son apenas las 3 de la tarde... Candy llegará hasta las 6 al departamento. Me quedaré un instante más a revisar esos estados de cuenta del Banco, y me voy en un rato. Te encargo, por favor, el auto que te pedí... no urge para hoy; pero sí quiero darle la sorpresa a Candy muy pronto.

— ¿"Estados de Cuenta"? Mejor anímate a leer la situación sentimental de una Candy adolescente escrita en ese Diario... y despreocúpate por la del Banco. En verdad está en muy buenos momentos...

— ¡Diantres, George! ¿Qué no acabas de ver cómo me impactó uno solo de sus días? Aún no sé cómo voy a regresar a casa y verla a los ojos sin delatarme... tengo qué borrar de mi mente de forma selectiva eso que leí sobre su primer y tormentoso beso con ... ¡con ya sabes quién! ¿Y ahora quieres que lea aún más? ¿Que hurgue más en su corazón ahí expuesto?

— A ver, estimado Gran Patriarca, ¡cómo iba yo a saber que empezarías a leer sabrá Dios en qué página ese Diario! La gente normal solemos empezar a leer por el principio... — ambos rieron. — Además, te recuerdo que eso que está ahí registrado es el corazón expuesto de una joven de si acaso 15 años, y que las vivencias ahí narradas corresponden a hace ¡tres años! O sea que entérate; pero no te concentres demasiado en eso, pues la señorita Candy hoy es una mujer adulta, madura y con intereses muy distintos... y me refiero a casi "todo aspecto" de su vida... Así que si acaso lees algo muy favorable acerca de ti en ese Diario, ni te la creas tanto, ¡eh! — concluyó George burlonamente, y se encaminó a salir de nuevo de la oficina principal.

"Y SE ATREVIÓ A LEER"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora