Dicen que sólo conocemos una vez al amor de nuestras vidas y que a lo largo de los años nos empezamos a cuestionar quién ha sido ese gran amor realmente; quién ha llenado hasta los vacíos invisibles; quién se ha preocupado por dar todo de sí mismo y por hacernos sentir únicos.
Un día conocemos a alguien y el tiempo nos da a entender que quizá esa persona podría ser el amor de nuestras vidas, pero de repente se va y aparece otra persona que también nos hace cuestionarnos lo mismo. Pronto nos encontramos con una interrogante: ¿verdaderamente nos hemos topado con un ser tan inmensamente especial como para recibir dicho título? Una vez que tenemos la entera certeza de que ha aparecido, podemos o no tener la suerte de pasar el resto de nuestros días a su lado. Pero si eso no ocurre, no lo olvidamos; aparecen constantemente recuerdos acerca de lo vivido con ese personaje. Lo atesoramos como lo más hermoso y lo más preciado.
A pesar de que no volvemos a cruzarnos con ese alguien, notamos que no nos equivocamos, sólo que hay amores que no están destinados a ser, pero sí a adorarse toda la vida.
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Siempre has sido tú
Teen Fiction¿Y si el mundo se nos acabara en un segundo, sin haber dicho todo lo que somos capaces de gritar? ¿Qué tal si el tiempo nos lo arrebataran de las manos sin expresar lo que necesitamos llorar? ¿Y si los sueños se perdieran en desvelos por miedo a dem...