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Hijikata se encuentra en el suelo, despojado de su ropa, con las piernas abiertas, la piel sudorosa, el rostro sonrojado con lágrimas cayendo de sus entreabiertos ojos, mientras deja escapar sonoros gemidos de puro placer.

Lo había hecho con mujeres antes pero nunca lo sintió tan placentero como lo sentía ahora, estar con un hombre era algo nuevo para él, las sensaciones eran distintas pero no menos placenteras, nunca creyó que estaría abajo de un hombre, y de Gintoki.

La vista que tenía era de lo más excitante, el albino con la boca entreabierta soltando pequeños jadeos, sus músculos tensandoce por el esfuerzo, el vaivén de su pene entrando y saliendo de su interior, embistiéndolo con fuerza, el ruido húmedo y obsceno de sus pieles chocando, hacían delirar de placer al Vice Comandante.


Más allá de la lujuria, el pelinegro se sentía bien de estar haciéndolo con el albino, la persona que ama, pero aún no se atreve a decirle sus sentimientos, tenía miedo. La inseguridad le ganó, los pensamientos negativos de ser rechazado invadieron su mente  ¿y si él no quiere nada conmigo? ¿si solo me está usando como un remplazo de una mujer para quitarse la calentura ?  Se comparaba con una colegiala enamorada e insegura por las nuevas experiencias, quería reír de lo patético que sonaba en su mente. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos, sus lagrimosos ojos, anteriormente del placer y ahora de tristeza, se conectaron con los escarlata del contrario, que paró sus movimientos y lo miraba con preocupación, no se había dado cuenta de cuánto tiempo se quedó en sus pensamientos.

El pelinegro dejó escapar pequeños sollozos alertando a Gintoki que terminó saliendo de su interior para acercarse a él y besarle la frente pasando a sus mejillas que se encontraban empapadas de lágrimas y dejando pequeños besos y dulces caricias, esas acciones sólo hacían dejar escapar más lágrimas al anterior.

- ¡Lo siento! ¿Te lastimé? -Preguntó el Yorozuya decaído, se sentía culpable, quizá lo había obligado a hacer algo que en realidad él no quería.

E Hijikata no pensaba diferente, quizá sólo seguía con él por lastima o para aprovecharse de que le entregaba el cuerpo y corazón, para después abandonarlo. Y lo que más le molestaba de esos pensamientos es que, si así era, con tal de estar con el albino, podría aguantar, aunque fuera usado, despreciado, humillado, él lo amaba. En tan poco tiempo aunque el suficiente para desarrollar estos sentimientos tan fuertes había aprendido que solo con verlo era suficiente, pero su maldito corazón quería más, sufrir más. Era todo un masoquista.

- Di-dime algo por favor-  Volvió a insistir el albino con nervios y preparándose para cualquier insulto o golpe que el contrario le diera, prefería eso a verlo tan vulnerable por su culpa.

- T-tú que... ¿piensas de mi? - Se atrevió a responder con una pregunta el pelinegro - ¿soy solo una oportunidad de tener sexo fácil para ti? y-yo sé que tú me odi..—

-¿Qué pienso de ti? - El de ojos escarlata no se esperaba eso, pero sí de algo estaba seguro.
- Pienso que eres un molesto ladrón de impuestos.











To be continued—————->

Estupido Yorozuya [GinHiji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora