Capítulo uno:

573 25 14
                                    

— "Una mirada vacía" —

~ Puede ser que el tiempo es una simple parte de un increíble universo ~

Elysa de Fonollosa.

Después de todo la vida no era nada justa, o al menos eso me había dicho Andrés en sus últimos días de vida, lo recuerdo tan bien y en aquel momento, con la mirada perdida en el techo y sintiendo mi cuerpo frágil, me di cuenta de que era cierto. La vida no era justa para nada. Tal vez Martín también sentía lo mismo, tal vez estaba dispuesto a hacer algo para salvarme.

— Martín, mírame —susurró, buscó las palabras indicadas para llamar su atención pero simplemente no logró nada— Martín, quiero que me mires de una vez por todas —mi cuerpo intentó moverse pero Martín no me dejó hacerlo, este tomó mi mano dándome una sonrisa ladeada—, sacame de aquí. Te ruego que me saques de aquí.

— No te voy a dejar —dijo mientras todos corrían con rapidez a los lados de la camilla. Esboce una sonrisa, mi cuerpo se estaba desangrando poco a poco y dejaba de estar consciente de lo que hacía o decía.—, no te pienso dejar ni en mi puta vida.

— Martín, quiero morir dignamente y si lo tengo que hacer en la cárcel, lo haré —no pensaba en mis palabras ni en lo cuanto estaba dañando a Martín con las mismas. Quería salir de aquel lugar, quería salir ahora mismo y no morir delante de ellos.

El negó. Hoy era el día más jodido de toda mi vida, ya que Gandía me había disparado justo en el momento incorrecto, no quería morir de aquella manera, no sin antes matar a Gandía yo misma pero algo me decía que no podría cobrar venganza.

La mirada de Martín recorrió a todos más de una vez, estaba desesperado. Apretó mi mano con fuerza haciendo que soltara un quejido de dolor, éste negó:— No pienso dejarte —repitió observando a Tokio alistarse para la operación.

Parecía que se lo repetía más a el que a mí. El me soltó para empezar a moverse de un lado al otro,todos estaban nerviosos,si me perdían todo se iba a ir a la mierda.

Tokio se acercó por fin, colocándose los guantes para comenzar con la operación:— Tokio, tu eres la más consciente de todos, te pido que me saques de aquí —la chica mira a Martín, quien está maldiciendose en voz baja mientras camina de un lado al otro como un loco desesperado.

— No te voy a sacar de aquí, Portland, quiero que lo entiendas completamente —niego ante lo que Tokio dice. Maldigo al sentir como Helsinki pone la anestesia.

Recuerdo que estuve despierta 5 minutos antes de quedar completamente dormida, tenía miedo de no despertar y ni siquiera me sentía segura de que estaba haciendo. Observé a Martín por última vez antes de caer en un sueño profundo, estaba llorando como un crío, aunque aún así me sentía feliz de que el estuviera conmigo.

Monasterio,Florencia.
Estudiando el atraco.

Mi mirada se dirigió a todos en la habitación pero está paró en mi amigo del alma, Martín Barrote, ahora conocido como Palermo: un egoísta, ególatra, misógino y muchas cosas más por parte de mis compañeras y amigas de atraco.

Encantador para mí persona.

Sergio explicó una parte del atraco, el como recuperamos/salvamos a nuestro compañero Río, pero no parecía sentirse seguro de el plan del atraco porque no era su plan; algo entendible en una persona perfeccionista como el. No podía prestar atención ni un solo minuto en lo que decía mi medio hermano mayor, aunque no parecía ser necesario al saber todo el plan.

𝙿𝚒𝚜𝚝𝚘𝚕𝚊𝚜 | 𝙿𝚊𝚕𝚎𝚛𝚖𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora