III

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— Buenos días — saludo la tía que vive en frente.

Por ser mayor que yo me incliné y la salude.

— Song-I estas enorme, cada vez te vez más bonita.

— Gracias tía. Usted se sigue viendo sana.

— Mi nieta sigue preguntando por ti cada vez que esta de regreso de la escuela.

— Vendré a verla por la tarde. Tengo entendido que hoy es el cumpleaños de Su-an. Vendre que verla.

— Oh, eso estará bien. ¿Hoy no tendras clases?

— Mañana saldremos de viaje en la escuela, así que hoy tuve un día libre.

— En ese caso te esperaremos en la tarde.

Nos despedimos, fui a cambiarme de ropa.

Cuando ya era hora, fui a casa de los vecinos.

— ¡Song-I! — Su-an corrió hasta mi.

— Feliz cumpleaños pequeña. Mentira, estás enorme - le di un abrazo y su regalo.

— Una bufanda, que linda.

— ¿Te gusta? — sonrió.

— Me gusta.

Comimos tarta y jugamos un rato, se notaba, ella se veía algo deprimida.

— ¿Por qué no llamas a la tía? Estoy segura de que no se olvidó de tu cumpleaños, solo estará ocupada. Ella te quiere, llámala y tal vez podamos convencer a tu padre de que te lleve a Busan mañana - acaricie su cabeza.

Estábamos en su habitación, ella volteo a verme, sonrió y asintió, tomó si celular y le marcó a su mamá.

— Bien, espera a que conteste, yo iré a ayudarle a la abuela.

Salí de ahí.

— ¿Ella está bien?

— Ella lo está, tal vez si su padre accede a llevarla se sentiría mejor. No culpo al tío, el esta trabajando por eso bien de Su-an pero no se da cuenta de que pierde cosas más importante que el dinero.

— Eres una chica muy inteligente — acaricio mi mejilla.

— Iré al baño — me levante del suelo.

La estaba ayudando a limpiar la comida de mañana.

Apenas termine de lavarme las manos, escuche la puerta de la entrada abrirse, ya había llegado, escurri mis manos, las seque con la toalla y cuando salí, el ya había entrado en la habitación de Su-an.

Sonreí levemente.

— Ve a saludar, no le dije que estabas aquí.

— Oh, está bien, iré cuando terminen de hablar. Lavare los platos.

Ya iban a ser las 11, no importaba mucho, después de todo, vivía sola, me limpié las manos y salí de la cocina, la abuela regañaba a su hijo.

Salió de la habitación.

— Ay, mi niña, pensé que ya te habías ido.

— Bueno, es mi turno de regañarlo, tal vez quiera llevarla a Busan.

— ¿Como sabes que no accedió?

— Lo conozco bien — bueno aun es incomodo, pero ahí estaba.

Es como un niño tonto.

— Tío Woo — el se dio la vuelta y me sonrió.

— Song-I te vez bien.

Estación ZombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora