II

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Al parecer las cosas con Young-gook mejoraron, Minho dijo que mientras las cosas no se sobrepasaran y ninguno de los dos atendieramos a distraernos entonces todo estaría bien ya que el también era su jugador estrella, solo así podíamos seguir con lo que sea que fuera lo que teníamos.

— Hey, ¿el jueves habrá fiesta? — me pregunto un miembro del equipo de americano, así que casi no lo conocía.

Fruncí el ceño y le sonreí — Claro — el me guiño un ojo y se fue con una sonrisa.

Corrí hasta las canchas y miré a Minho completamente relajado — ¡Minho! Hijo de...

— ¿Que pasa pequeña? ¿Por que tan molesta?

— ¿Le dijiste a los de americano sobre la fiesta? — hizo una mueca y asintió — ¿Pero por qué?

— Ay, por favor. Invite a todos los deportistas, oye, tu departamento es enorme, no te preocupes, si cabemos.

— No idiota no me preocupo por eso. Mi casa será grande pero tú lo estás diciendo es un departamento. ¡Un departamento! Tengo vecinos que se molestaran.

— El complejo donde vives tiene paredes reforzadas apenas y se va a escuchar ¿crees que no lo se? Mi mamá estuvo coqueteando con tu padre, claro que lo sé.

— Tonto. ¡Agghh! — me di la vuelta y me fui.

Después de eso ya no tenía nada que hacer en la universidad, así que me fui.

Estaba frustrada y no llevaba coche, así que me dirigí a la parada de autobús.

Estaba por cruzar la calle cuando un porche negro se detuvo frente a mi y bajo su ventana, me asomé y me encontré con mi vecino.

— Oh, tío. ¿Como está?

— Estoy bien, gracias Song-I — quito el seguro — ¿Ya saliste de la escuela? — asentí — Si no traes auto sube. Vamos para el mismo lugar.

— Oh, si, muchas gracias señor — me incliné y entre al auto.

El era mi vecino de enfrente, algo grande pero bastante guapo, estaba divorciado y tenía una hija la cual me agradaba mucho, los primeros años tuve un crush con el.

Y es que ¿quién no se enamoraría de alguien así? Guapo y con dinero.

— Tu cinturón.

— Mmm si — ya iba a ponérmelo cuando el se acerco y me lo puso, mi cara comenzó a arder.

— Ah, ¿pasa algo? — negué con la cabeza, me había puesto tan roja que me tape la cara con mi mochila.

— ¿Puedo abrir la ventana?

— Claro — la abrió por mi.

Cuando llegamos al edificio me sentí aliviada, pensaba que todo eso de joven enamorada de su vecino había pasado y no estaba equivocada pero aun me ponía nerviosa.

— Muchas gracias señor Seok — me incline de nuevo antes de entrar al ascensor.

— No fue nada — sonrió débilmente — Hum... ¿Ya no me dirás tío Seok? Cuando eras mas pequeña gritabas Tío Seok y me abrazabas — ladee la cabeza y me puse roja.

— Bueno, cuando era mas pequeña me gustaba... — tonta — Me gustaba cuando llegaba por que traía dulces — corregí torpemente.

— ¿Tu mochila no pesa? — se dio cuenta, claro que si no es tonto, se dio cuenta. Trato de aligerar la situación.

— Ah, oh, no. Bueno, si pesa mucho, pero es época de exámenes, así que no necesitamos tantos cuadernos o libros.

— Comprendo — llegamos a nuestro piso y salimos del ascensor.

Estación ZombieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora