Capítulo 1

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Habían pasado 169 años y medio desde que Maya había recibido aquella noticia, de la cual solo le había impactado aquella frase que le genero la necesidad de cambiar el rumbo de su vida generando que haga cosas que jamas había pensado hacer.

Al llegar a su casa -la cual se encontraba ubicada en una pequeña ciudad en Londres-sirve su almuerzo como todos los días, se sienta en el sillón, y empieza a comer mirando la pared perdido en sus pensamientos sobre lo que ha hecho a lo largo de estos años para encontrar a su alma gemela,pero ni siquiera recorriendo de punta a punta el globo terráqueo o viajando a través de las épocas sintió aquel cosquilleo en su cuerpo, aquel que todos decían tener cuando estaban cerca de su alma gemela. Ante la pregunta ¿la has encontrado? ella tan solo respondí "nada de nada" y luego cuando volvía a casa dejaba que su mente se cuestionara por qué aun no la encontraba, si estaba viva, a veces llegaba hasta el punto de pensar si existía o existiría.
Vuelve al mundo presente cuando siente el pinchazo del tenedor en su lengua, fue ahí cuando se dio cuenta que había terminado su plato, miro a su alrededor, su casa estaba vacía parecía una casa donde la tristeza gobernaba, sin embargo, no era aquella la sensación que le causaba a la joven bruja cada vez que entraba en su casa, suspiro levantándose del sillón caminando a la cocina para lavar el plato, luego dejarlo en el secador, mira la hora y decide que es hora de hacer ejercicio, camina a su cuarto para cambiar de ropa mientras piensa como todo en su vida se volvió una monotonía: de casa al trabajo, del trabajo a casa, pura monotonía y eso lo estaba matando la misma rutina por casi 70 años.

Luego de unos minutos salió de su casa encarando para el parque que tenía cerca de su casa, allí era donde realizaba siempre ejercicio ya que le gustaba la vista que había en aquel parque, empezó a trotar para ir calentando de apoco y llegar listo para hacer su rutina. Empezó así su camino hacia su destino dejando, una vez más, que su mente divague entre todos esos interrogantes que día a día lo mataban. Todo esto se ve frenado cuando un choque lo hace salir de su mundo una disculpa, una sonrisa y un asentimiento de cabeza bastaron para que cada uno siga su camino. Al llegar a su destino Maya se percató de que aquel choque le había dejado una pequeña picazón, era una sensación extraña seguro era por el golpe se dijo y siguió con su rutina diaria para luego de dos horas terminarla y dirigirse a la cafetería de siempre por su licuado.

Al tenerlo en sus manos se dispuso a emprender el camino para regresar a su casa, al hacerlo paso por una casa de adopción de animales, se paró a mirar el escaparate dónde se mostraban algunos animales que tenía está tienda, una vez más en el día, probablemente la última se dijo, le permitió a su mente vagar pero está vez vagar hacía la pregunta de ¿Hacerlo o no? ¿Adoptar o no? Y si lo haría ¿Qué animal iba con el? Luego de unos minutos meditando se dispuso a entrar a la tienda y al cabo de un rato salía de allí con un hurón en sus brazos y varias cosas para el cuidado de este.

Minutos después de entrar a su casa deposita al hurón en el piso para dejar que recorra la casa y descubra está, mientras ella se disponía a darse una ducha, fue al baño abrió la ducha para que se le vaya calentando este ya que por estas épocas en Londres empieza a hacer frío, vuelve a su cuarto tarareando la canción que sonaba de fondo aquella noche donde decidió darle un nuevo rumbo a su vida, luego de elegir la ropa retoma el rumbo hacia el baño y se dispone a darse una ducha relajante.

Al terminar de cambiarse agarra su libro favorito, su vinilo para leer (por qué si, de toda su colección a selecciono uno para cada momento de oseo), fue a su sillón preferido y se acomodo para leer pero antes de comenzar su actividad, agarro a su hurón lo miro por unos momentos debatiendo en su interior que nombre le pondría a su compañero, lo miro a los ojos, lo dejo sobre sus piernas, lo acaricio y entonces se le vino a la mente como un flash el nombre Paris aquel personaje que tanto le atraía de la Guerra de Troya. Una vez decidido el nombre, ahora sí, se puso a leer o a tratar de hacerlo por qué había algo en su mente que no la dejaba concentrarse no sabía que o quien perturbaba su rutina de lectura diaria, se puso a pensar que había pasado que sea tan importante para ella que no lo dejaba concentrarse en aquellas hojas que tenia enfrente de ella pasaron varios minutos para que darse cuenta de que aquella distracción no era su mente sino una simple sensación que no sabia como describirla, resignada de no haber encontrado el origen de aquella sensación que no dejaba que siga con su rutina de la lectura, bajo al pequeño hurón de su regazo y camino hasta la cocina para preparar un café y ponerse a pensar que podría hacer con esa sensación, fue en ese instante dónde se dijo, que si esto le impedía leer lo iba a sacar o a calmar pintando o escribiendo lo que está sensación le causaba o como la sentía ella.

Fue así como Maya se sentó frente el lienzo y plasmó, como hacía con cada una de sus sensaciones y temores, lo que este sentimiento le generaba con millones de colores y cosas algunas uniformes otras sin formas, sin sentido. Así paso toda la tarde hasta que cayó la noche sentada frente aquel lienzo pintando sin siquiera pestañar, una vez que dio por terminado aquel lienzo decidió que mañana escribiría lo que sentía al ver ese cuadro y si aquella sensación seguía alli, miró la hora en el reloj cucú que tenía en la sala fue ahí donde se percató que habían pasado tantas horas, luego de una cena bien completa ya que horas antes solo había ingerido café decidió irse a la cama y darle fin a este extraño día que la abrumaba demasiado.

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HASTA ACÁ EL PRIMER CAPITULO DE LA NOVELA
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