Dentro de aquella acogedora casa, se escuchaban risas por todas partes, la gente al pasar se contagiaba de la alegría que emanaba ese hogar conformado por tres personas, un matrimonio y su pequeño hijo de poco más de un año.
—Ouh, mi niño hermoso, precioso, mi vida.—comentaba la bella mujer de ojos rojizos, cabellos blancos en degradé a color menta y tobillos gruesos con una voz aniñada.
—¿Si?, mi hermosa rábano.—preguntó su esposo, entrecerrando sus ojos ocre a la vez que acomodaba su sombrero sobre su cabello castaño.
—Amane, no te hablo a ti.—soltó con una leve carcajada.—Le hablo a mi bebé.—indicó tomando al niño para hacer énfasis en lo dicho.
—Querrás decir, nuestro bebé—al corregir a la dama tomó al niño, besando su frente y lo dejó en su cuna junto a sus jugetes, para después abrazarla por la espalda y hablar en un tono sensual en su oido.—Lo hicimos juntos, en nuestra cama... ¿te parece si hacemos otro?... si no sale, podemos seguir intentando, Nene.—acabó mordiendo su oreja, y comenzó a repartir besos en su cuello, sonrió cuando sintió como su amada se dejaba hacer y suspiraba con deleite.
—Uhm..., podría ser, la verdad, es que tu idea me agrada.—se dió vuelta, pasando sus brazos por su cuello, depositando un pequeño beso en sus labios, para después alejarce.—El niño está despierto, duérmelo y tendrás lo que quieres, amor.
Amane sonrió traviesamente, para agarrar a su pequeño y empezar a arrullarlo. Nene sonrió al ver la ternura con la que su esposo miraba a su retoño, ahora, eran la familia Yugi, hace unos años tras, su apellido era Yashiro, cambiandolo en su boda, ese día la felicidad la inundó, rió internamente al recordad como su marido actuó salvajemente en su noche de bodas, mucho más que antes.
—Rábano perveŕtida, estas roja.—susurró el mayor, avergonzándola más, ¿Cuanto rato llevaba sumergida en sus pensamientos?, ni si quiera se dió cuanta que su hijo estaba dormido y ya en su cuna.
—C-callate, y ahora apurate que si no, cambiaré de opinión.—cruzó sus brazos y se dió vuelta, su marido, después de escucharla inmediatamente la tomó estilo nupcial para llevarla al cuarto principal y hacerle el amor hasta que calleron rendidos en su cama, sin saber lo que les esperaba al día siguiente.
...
–¿Qué?, ¿a que se refiere con que me necesitan?, soy el principal ingreso monetario de mi familia, no puedo dejar sola a mi esposa y mi hijo, ellos me necesitan.
—Tiene que venir, entiendo su situacion, pero son ordenes de más arriba, ahora que hay una guerra, se necesitan sus servicios como soldado.
Amane, no lo podía creer, ya hace unas horas le habían dado la orden, tenía hasta el día siguiente para poder arreglar las cosas, despedirse e irse, por un tiempo indefinido, podría volver pronto, dentro de unos años, o en el peor de los casos, morir..., no, no podía dejar a su familia sola, tenían tanto por hacer, por vivir junto a su amada y a su pequeño, no podía morir, definitivamente volvería.
—Cariño... ¿P-puedes abrazarme?—ahí estaba el amor de su vida, destrozada por la idea, ambos estabam aterrados, el simplemente la envolvió fuertemente con sus brazos, acariciando su espalda, la sintió sollozar y tambalearce, mientras se aferraba a su ropa, para evitar que se calleran, se sentó junto a ella, y en conjunto se desahogaron de aquella carga.—A-Amane, tengo miedo..., no puedo... no podemos perderte, no se que sería de mi sin ti...
—¡Volveré!, te lo prometo amor mío, volveré a casa contigo y el niño, nos olvidaremos de esta condenada guerra y seguiremos adelante, nos mudaremos a una casa más grande, pondremos tu jardín, veremos a nuestros nietos caminar... y moriremos de noche, durmiendo en nuestra cama, después de vivir toda nuestra vida juntos.—tomó el rostro de su esposa, limpiando sus lágrimas.—Yugi Nene, te amo con todo mi ser, a ti y a nuestro hijo, prometo que volveré.—terminó para besarla, aquella noche, durmieron abrazados, con el fruto de su amor en medio de sus padres.
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Más allá de todo [Amanene]
Fanfic-Cuídate, amor mío, te estaremos esperando. -Volveré pronto, mi vida. Los personajes no me pertenecen, son de Aida Iro. you will cry, probably.