Capítulo 2: Buscando

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Repasaba una y otra vez lo que decía aquel viejo y pequeño libro mientras debajo de nosotros se extendía el desierto.

Debo admitir que alquilar un avión que nos llevará hasta las pirámides no fue tan difícil como imaginé, después de todo, el dueño del avión nos conocía e incluso no nos cobró por el viaje.

Miré por la ventana del avión mientras repasaba una y otra vez en mi cabeza las palabras del acertijo. Saqué que el pequeño libro del bolsillo en mi camiseta y volví a leer lo que éste decía mientras intentaba relacionarlo con el acertijo anterior.

- Ya Liz, relájate, despeja un poco tu mente, estamos por llegar -dijo Julien pasando su brazo alrededor de mis hombros y atrayéndome hacia él, haciendo que mi cabeza quedara recargada entre su pecho y su hombro.

- ¿Qué crees que signifique esta frase? -dije señalando una de las páginas del libro.

"La transformación está por llegar"

- No lo sé, pero lo descubriremos. Descuida, siempre lo hacemos.

De alguna manera, sus palabras no tuvieron el mismo efecto de siempre. En lugar de relajarme y dejar de darle vueltas al acertijo, seguí pensando en eso.

- Doctora Moore, Doctor Clark, estamos por aterrizar, por favor abrochen sus cinturones.

Inmediatamente guardé el libro en mi bolsillo nuevamente y abrochamos nuestros cinturones. Minutos después aterrizamos sanos y salvos a poca distancia de las pirámides.

Julien y yo bajamos del avión, y con mucho cuidado bajamos el equipo que necesitábamos para comenzar a explorar el interior de las pirámides.

- ¿Por cuál crees que debamos empezar a buscar? -pregunté. Julien apareció a mi lado cargando el equipo.

- ¿Qué decía el primer acertijo?

- "Bajo enormes gigantes de piedra, en medio de un extinto mar. En el corazón ardiente de la Tierra, la transformación puedes hallar" -dije citando el acertijo.

- Bien: estamos frente a los gigantes de piedra, que son las pirámides; en medio del extinto mar, que es el desierto; ahora, ¿qué es el corazón ardiente de la Tierra? -preguntó Julien.

- ¿Qué es lo más ardiente que hay aquí? -cuestioné mirando alrededor.

- ¿Aparte de mí? -contestó Julien en broma. Lo miré mal.

- Julien, no tenemos tiempo para tus bromas, estamos tratando de descifrar un acertijo -espeté molesta.

- Bien, lo único más ardiente aquí, además de mí, es el Sol -eso me dejó pensando; lo que Julien decía comenzaba a tener sentido: el corazón ardiente de la Tierra era el Sol, y éste nos mostraría en dónde buscar.

- ¿A qué hora el Sol es más caliente? -pregunté mirando hacia las pirámides con los ojos entrecerrados por la brillante luz.

- A las 12:00 de la tarde. A esa hora el Sol alcanza su máximo punto de altura y de calor.

- ¿A qué temperatura estamos ahora? -pregunté. Julien miró su reloj, éste podía medir la temperatura ambiental.

- Aproximadamente a 47 °C-tenía sentido, sentía que me estaba derritiendo.

Miré mi reloj, faltaban 25 minutos para que dieran las 12:00. Así que decidimos esperar.

Cuando dió la hora, localicé el Sol. Estaba en su punto más alto en el cielo y resplandecía como el fuego.

- Julien, ¿A cuántos grados estamos? -pregunté mirando hacia las pirámides.

- A 50 °C exactos -dijo revisando nuevamente su reloj.

- Perfecto -susurré.

Localice el sol y utilice mis manos para medir una línea que indicaría en qué pirámide deberíamos buscar.

- Kefren -dije. Julien me miró extrañado- Debemos buscar dentro de la pirámide de Kefren.

- ¿Estás segura? -preguntó Julien escéptico. Yo comenzé a subir el equipo a la Jeep que nos llevaría a las pirámides.

- Deja de hacer preguntas y vámonos de una vez -espeté.

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