Un largo día para Juan. Problemas en la empresa. Siempre parecía que lo iban a echar, pero lo salvaba la antigüedad. Y que no le estaban haciendo los aportes. Gracias a Cielo, su esposa se las arreglaban bien, comían todos los días, no tenían deudas y lo más importante su hija Lila iba a la escuela y no le faltaba nada. En un mes iba a jurar la bandera. En eso pensaba Juan cuando Cielo entró a su habitación y se acurrucó contra él.
—Amor —dijo muy bajito recostada en su pecho
—Es por Lila ¿no? No quería entrar a la escuela. Discutí con la auxiliar y me comentó la maestra que está peleando con las otras nenas.
—Si. Me dijo cuando la fuí a buscar. Otra vez tiene la cartuchera vacía. Y la mochila rota. Encima está con que no quiere que la ayude a bañarse.
—¿Crees que sea necesario un psicólogo?
—Esperemos unos días— simplemente se abrazaron preocupados y el sueño los venció rápidamente.
Lila estaba en la escuela. Termina la clase. Sale al recreo. Va al baño y le traban la puerta, trajeron la tijera y la agarran del pelo. Grita y unos minutos más tarde sus padres irrumpen en su habitación y la encuentran debajo de la cama. Sienten el asqueroso y fuerte olor a orines en las sábanas después de siete años.
Juan va a entibiar el agua de la bañera mientras Cielo trata de desvestir a Lila después de abrazarla. Lila no quiere. No se deja.
—A ver, amor déjame así te baño. Dejame sacarte— le implora pero su hija no cede por lo que muy cansada la madre engancha con su uña la fina tela de la remera y la destroza con las manos para ver la delicada piel de su hija surcada por largos arañazos.
Su grito atrae a su esposo quien al entrar a la habitación encuentra a Cielo mirando fijamente a Lila quién ha tomado una frazada y se ha refugiado en una esquina de la habitación y llora.
—Esta golpeada, y cortada. Lila, princesa hermosa. Nos tenés que decir quién fue. — empieza la mujer sin embargo su esposo no es tan paciente y acorrala con todo el dolor del mundo a su pequeña arrancando la frazada.
La vista lo perturba. Su pequeño vientre está herido.
—Bañala. Voy a llamar a Laura y a Malena. — su voz se ha vuelto dura. Y aunque son las seis de la mañana se coloca afuera del baño y llama insistentemente a su hermana Malena, trabajadora social.
En la habitación de Laura todo es diversión. Están teniendo intimidad por primera vez en un buen tiempo cuando el teléfono de Male cobra vida.
—Es tu hermano— dice Laura y su novia la mira extrañada. Deciden dejarlo que suene pero al quinto timbrazo atienden
—Juan, ¿Qué pasa chabón?... ¡¿QUE?!... Ya voy para allá. Pone la pava y que Lila no se duerma.— corta y mirando sombríamente a quien hace unos minutos le regalaba una noche de pasión dice —Doctora, tiene una paciente. Lila está lastimada y no saben que pasó.
Mientras el confundido padre expone la situación a su hermana la pediatra Laura Zuch toca la puerta de la habitación de Lila. A cambio de un chocolate la convence de que se deje revisar y después de hacerle prometer que hablaría con sus padres al despertar logran que la niña duerma.
Ya amanece en Buenos Aires y después de diez minutos de un tenso silencio en la pequeña cocina donde Lila toma su chocolatada todas las mañanas Juan explota
—Hablen por favor. Male, carajo. Digan algo— Laura busca consenso en los ojos de su novia y tratando de ser profesional empieza
—Tiene heridas hechas con un objeto punzante en la espalda, unos moretones que pueden ser de hoy como de hace unos días y... — no sabe cómo exponer lo siguiente... Solo es una nena. Toma mucho aire e intentando ser suave golpea con la cruel verdad a sus cuñados.
—Cortes y pequeños hematomas en su zona genital y está un poco lastimada. Creo que...
—¡NO! ¡TENES QUE ESTAR EQUIVOCADA! — Grita Cielo y Juan ve como su hermana asiente. Les explica del comportamiento y les ofrece quedarse con Lila e intentar sacarle la verdad mientras ellos van a la escuela a preguntar.
Cuando la directora los recibe con frialdad exponen la situación y lo único que reciben es la invitación de sacar a su hija de la escuela. Hablan con su maestra quien describe a Lila como mentirosa y problemática, que tal vez necesite ser medicada o una tunda. Indignados se retiran después de que la maestra se niegue siquiera a proporcionar las actividades de su hija. Alegando que solo son problemas de chicos y que Lila está fingiendo.
Una vez en su casa y después de decirle a su pequeña que tal vez busquen una nueva escuela ella se quiebra. Les cuenta con la contención de su tía que sus compañeritas no la querían por qué la seño no la quería. Y la seño no la quería porque la había visto en el baño con el profe de música haciendo ejercicio. Y que el profe de música despues había hecho ejercicio con ella. Y que sus compañeritos le habían sacado las cosas y la habían lastimado en el baño. Pero era secreto
El juicio fue largo. Pero a Lila no le importó. Porque iba a una nueva escuela y tenía una nueva amiga. Ya no se le perdían las cosas. Y ya no tenía que jugar con el profe en el baño. Porque el profe y la seño estaban dónde no podían lastimarla. Ya no había secretos
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Realidades
Non-FictionHistorias reales. Cosas que pasan todos los días. Tal vez te pasó.