Día 1: Medieval

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Cuando las trompetas comienzan a sonar, el rey Todoroki confirma lo que más teme, el ejército enemigo ha traspasado la frontera norte y avanza lentamente hacia el castillo.

El consejo real no tarda en atender al llamado de su señor y para cuando éste ingresa al gran salón cada uno de sus miembros se levanta de la gran mesa central, en muestra de respeto a su majestad, a la espera de las órdenes que los pongan a movilizar sus regimientos.

Con un gesto ordena que todos vuelvan a su lugar e invita al Gran Maestre a que los ponga al tanto de la situación.

—Nuestros espías han confirmado que el protegido de los Shigaraki ha logrado reunir a los reinos enemigos —el hombre de voz rasposa y ojeras marcadas se acerca al gran mapa central para explicar sus alcances—. También sabemos que se trasladan por tres frentes: norte, oriente y occidente. Y además, se rumorea que cuentan con por lo menos 50 mil hombres.

Los murmullos de los líderes de cada regimiento no se hacen esperar. Es una locura intentar pararlos.

—¡Señores! Sé que no disponemos de tantos soldados —el antiguo caballero y primer abanderado del reino hace resonar su voz, aún bajo su demacrada figura—. Pero nuestros hombres son valientes y están dispuestos a todo con tal de mantener la paz. También contamos con varias casas con ejércitos fieles al reino que atenderán al llamado. Y si el príncipe tiene éxito y los bárbaros aceptan la alianza, contaremos con un dragón.

—Lo importante es retrasar su avances hacia las villas y proteger a los aldeanos. Podríamos comenzar las evacuaciones desde hoy —propone el Maestre, conocido por dirigir grupos de élite sin ser detectados.

—¡Ataquemos desde el mar!

La voz fuerte del Almirante resuena en el salón. El resto de capitanes lo ven escépticos, hasta que una delicada voz hace su aparición.

—Majestad, el Almirante Sakamata tiene razón —todos miran atentos a la joven consejera de cabellos turquesas y grandes ojos, conocida por descubrir y estudiar las debilidades del enemigo—. Por el estilo que manejan, ellos deben esperar un ataque directo. La presencia del prin- de su hijo seguramente les ayudará a conocer nuestras estrategias en el campo de batalla. Y ellos no saben nada de nuestra última alianza con los Hijos de Eolo.

—Entonces debemos alistar los barcos para partir al amanecer.

—No —la voz del Almirante es casi tan fuerte como la del rey—, partiremos hoy casi al final del atardecer, cuando el sol se esté ocultando ya debemos levar anclas. La brisa marina nocturna puede ser más débil pero nos dará el suficiente tiempo para acercarnos sin ser vistos, podremos armar una emboscada para cuando se acerquen por el occidente.

—Sakamata, si mis cálculos son correctos el número más grande de enemigos debe estar ahí.

—Entonces aprovecharemos el factor sorpresa y ayudaremos disminuir la diferencia de hombres, Aizawa.

El silencio es tenso porque casi parece una misión suicida, pero por los escenarios que han logrado vislumbrar,  es una de las únicas oportunidades reales que tienen.

—Pongámonos en marcha, hay que alertar a los demás capitanes y ver que los barcos estén listos y abastecidos. Nos espera una larga lucha.

Todos asienten a las palabras de su líder y mientras van retirándose uno a uno, el rey hace un gesto con la mano para que el Almirante permanezca en el salón.

Luego de dar órdenes claras a sus oficiales por fin se quedan solos.

—Idiota, no tienes porqué hacerte el héroe.

La risa hueca del Almirante logra derribar las últimas defensas que el rey alza frente a los demás y deja que el guerreo coloque sus manos en su cintura en busca de acercarlo más.

—Mi deber no es solo con el reino, su alteza —por el tono juguetón que usa sabe que detrás hay una declaración de amor que ninguno se anima a dar por ir contra sus rangos—. Y cuando llegue con su pabellón de guerra sabrás que soy el hombre más fiel que tienes.

—Nunca lo he dudado, Kugo —Enji tampoco pierde el tiempo de pasear sus manos por los fuertes brazos del guerrero.

—Sabes que voy a tener que llevarme al mozo que va a terminar llevándose a tu hijo predilecto, ¿no? —la expresión de fastidio del rey se le hace adorable—. El chico entiende el viento mejor que cualquier viejo marinero.

El rey no parece muy feliz con eso porque sabe que si algo llega a pasarle tendrá otro hijo que lo odie.

—Enji, creo que está demás decirlo pero se rumorea que la alianza con los Yotsubashi incluye la unión entre su protegido y tu hijo.

—Lo sé... A veces quisiera haber hecho las cosas diferentes. Aunque no hubiera esperanza para nosotros no debía condenarlos a ellos...

No lo dice pero sabe que él lo ha arrastrado a esto. Derrocar a las monarquías y a sus tiranos era lo que decía la nota que acompañaba al soldado muerto que mandó a buscarlo.

—Él sabe de lo nuestro, nos ha visto antes y...

El rey no lo deja continuar, no quiere escuchar como ha puesto una diana en su espalda. Sabe que si Touya lo ve va a matarlo solo por el hecho de hacerlo sufrir, porque como rey no podrá darle una despedida que si podría hacer una esposa o hasta una amante.

Por eso más sencillo besarlo y tratar de olvidar que la guerra está tocándoles la puerta.

—Tenemos hasta el atardecer.

El Almirante no necesita más para tomar con fuerza sus caderas y sentarlo sobre la mesa en la que hace unos minutos discutían el futuro del reino. Roces toscos, conscientes de que puede ser la última oportunidad de estar juntos.

No hay palabras dulces entre ellos, nunca han sido necesarias cuando basta ver la forma intensa en que se miran cuando deben ser alejados por sus deberes con el reino.

Cuando los últimos rayos de sol amenazan con marcharse, el rey y la corte se acercan al puerto a despedir los barcos.

Puede notar como el joven marinero del que está enamorado su hijo se acerca a la princesa, entregándole con algo de vergüenza una carta. Sabe quién es el destinatario y espera que el muchacho pueda regresar con vida.

El protocolo indica que las velas sean izadas mientras el rey da un gran discurso sobre los valientes que van proteger las esperanzas y la paz del reino. Hay lágrimas de madres, esposas e hijos, pero ninguno de los soldados rompe su postura fuerte.

Mientras todos se retiran a sus puestos, el rey decide permanecer un rato más ahí, viendo como los barcos de guerra van perdiéndose en el horizonte.

Pero no solo ve irse a su sirviente más leal. No solo ve al muchachito que lo enamoró aún sabiendo que lo suyo era imposible. No solo ve al soldado que ha vuelto con victorias para demostrarle que vale la pena seguir a su lado.

Ve al hombre que arriesga su cabeza porque su corazón no entiende que nunca van a poder estar juntos salvo a escondidas. Ve al amante dispuesto a morir a sus órdenes.

No es una despedida se repite mientras los barcos se pierden en la oscuridad de una noche que cae con demasiada calma y que se lleva con ella un trozo de su corazón.

No es una despedida se repite mientras los barcos se pierden en la oscuridad de una noche que cae con demasiada calma y que se lleva con ella un trozo de su corazón

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Mi lógica dice que si Shouto es príncipe, Enji debe ser rey.  Así que Gang Orca debería tener algún puesto relacionado al mar.

Primer día, hecho :)

Crack!Orca | Crack Week (Gang Orca x Endeavor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora