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Calanthe condujo a Geralt y Beryl a las mazmorras. Los pasillos estaban oscuros con luces amarillas.
-Él vino a nosotros en las aguas, sangriento y casi muerto- explico -Nunca nos hemos encontrado con un tritón antes. ¿Cómo íbamos a saber que no era peligroso? Lo han mantenido en las mazmorras desde entonces-.
-¿Alimentado?- Beryl preguntó.
Calanthe rió altivamente.
-No creía que los rumores de que la carne humana fuera su alimento principal, hasta que casi se comió un guardia entero. Discutí matarlo, pero algo me detuvo. Supongamos que es el destino, después de todo. Aquí está- Calanthe abrió la celda.
Beryl entró y se lanzó hacia el hombre que tenía delante. Ella lloró, abrazándolo tan fuerte como pudo.
-Kori- sollozo ella.
-Princesa Beryl- susurró -Gracias a Poseidón, estás viva-.
Ella lo soltó y lo miró a la cara, limpiando la suciedad de su rostro con su manga.
-¿Los demás?-.
-Dispersos- informó -Una tormenta eléctrica nos separó. Solo podemos esperar que no hayan sido cazados furtivamente por humanos ni encontrados por las sirenas-.
-Ya veo- Se puso de pie y se dirigió a Calanthe con una reverencia -Gracias, Su Majestad. No tiene idea de cuánto significa esto para mí. Si no hay problema, ¿podemos hablar en una habitación más adecuada?-.
-Por supuesto-.
-Geralt, por favor lleva a Kori a la posada. Me reuniré contigo una vez que termine mis negocios con la Reina- ordenó Beryl.
-Espera un min- -.
-Geralt-.
Ella lo miró. Sus ojos ya no eran amables y acogedores. Ella le exigía que la escuchara. Esos eran los ojos de una Reina en ciernes.
Él gruñó. -Bien- Se acercó a Kori y cogió las cerraduras de los grilletes, luego lo ayudó a levantarse.
-¿Su Majestad?- preguntó Beryl.
Calanthe, impresionada por la autoridad que tenía sobre Geralt, asintió.
-Por supuesto, Reina Beryl, déjanos seguir nuestro camino. Te llevaré al estudio-.
