Hailee Steinfeld y Ovidio Guzmán López en "Volver a amar"
Paloma tiene 18 años, lleva una vida aparentemente perfecta llena de todas las comodidades, tiene un familia que luce ajemplar en las fotografías. Incluso tiene su vida planeada, solo tiene q...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estaba terminando de arreglarme junto con Corina,-mi mejor amiga-. Mientras ella se daba los últimos toques de maquillaje, yo tomé una corona que tenía en un cajón bien guardada, y la coloque sobre mi cabello suelto, perfectamente alaciado, como accesorio, para resaltar más el hermoso vestido blanco que mi hermano había comprado para mí.
Era de una marca muy reconocida, que hacía vestidos de novia. En este caso mi hermano me lo había regalado por la fecha especial.
Tenía una cola voluminosa, llena de grandes olanes, en la parte de la espalda estaba descubierto con tirantes hechos de piedreria y por enfrente lucia una abertura, que era la parte que más me encantaba, por que podía mostrar la piel de mis piernas, además de que era largo. Y me hacía ver mas alta.
Cabe mencionar que era mi cumpleaños y estaba cumpliendo dieciocho. Al fin había llegado a la tan anhelada mayoría de edad.
Ya estaba deseando llegar al club nocturno de mi hermano. Él me había organizado una fiesta privada, cerrando el club solo para mí y nuestros amigos más cercanos.
Corina, volteó a verme con una sonrisa, mientras me daba una última revisada en el espejo de mi closet.
-Pero si quedaste presiosa, Pulguita. -Me dió un abrazo tratando de no arruinar lo que ambas habíamos logrado, arreglandonos juntas desde muy temprano.
-Tu igual.- sonreí tomándola de las manos para darle un mejor vistazo, se miraba muy guapa, llevaba su rubia cabellera ondulada como actriz de los 50's, labial rojo y un vestido blanco para hacer juego con el mío, solo que el de ella era corto. Coco -como le llamaba de cariño- , siempre había sido muy bajita y de curvas marcadas, como buena sinaloense. Tenía unos hermosos ojos grises, eramos muy diferentes físicamente, pero encajamos a la perfeccion desde la secundaria. -¿Sabes? No me convencen las zapatillas. Están muy altas.-me quejé, arrugando la nariz. Pues él solo hecho de pensar que pasaría toda la noche bailando con tremendos tacones hacia que me dolieran los pies.
-¿Que te pondrás si no? Ya estamos llegando tarde.
-No sé.- me agache a rebuscar entre los regalos que había recibido hoy, que muchos de ellos eran ropa y zapatos de marcas reconocidas. Una gran caja blanca con detalles en plata llamó mi atención. El logo era de una bota vaquera. Y recordaba a mi hermano entregandomela está mañana, junto con el vestido que llevaba puesto.
