El chico del Starbucks

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Su mañana había sido igual de tediosa como siempre, las aburridas clases de mecanografía con el viejo Hanamura, las inentendibles de la señorita Mijaku dónde nadie entendía que escribia en el pizarrón, luego las anticuadas de Kaware quien no solo no era amigo de la tecnología sino que la repudiaba por completo pobre de quién sacara un teléfono para tomar una foto a la pizarra o grabar un audio y para alguien como Kenma que no podía vivir sin sus aparatos eso era un verdadero calvario, si un martes normal. Lo único bueno de ese día es que sin falta asistía en compañía de sus mejores amigos, Hinata Shōyo, Akaashi Keiji y Semi Eita, a un Starbucks a unas cinco calles de su universidad, pese a que el teñido no disfrutaba de caminar a algún destino a más de dos calles de su ubicación (a no ser que sea algo relacionado a los videojuegos), pero hacia el esfuerzo y al llegar al local este valía la pena.

—¡Bienvenidos! ¿Qué desean pedir?—alto, con la piel levemente morena, cabello negro como la noche con un peinado salvaje que lo hacía ver más atractivo de lo que ya era, unos ojos oscuros que podían leerlo como si fuera un libro abierto, una sonrisa que hacía a las chicas mojarse y los chicos (incluso al más hetero) ponerse duro, como olvidar sus marcados brazos que se dejaban apreciar por llevar las mangas subidas hasta los codos, su camisa ceñida al cuerpo y esos pantalones negros se le hacían resaltar el-—¿Jugo de manzana y cheesecake?—volvio a la realidad cuando el chico frente suyo se dirigió a él, por eso y por el codazo que le dió Hinata.

—S-si—murmuro desviando la mirada ¡¿Cuánto tiempo se había quedado observándolo?!.

—Serian 300 yenes—le sonrió galante extendiendole su ticket una vez recibido el dinero, antes de proceder a preparar las bebidas.

—Ya estaba por pasarte un cubo para tu baba—se burló Eita mientras tomaban asiento en una de las mesas a la espera de sus pedidos, el teñido estaba más rojo que un tomate.

—Hoy es el día Kenma—le sonrió Akaashi moviendo sus cejas de forma sugerente, las mejillas del teñido se enrojecieron más, si es que era posible, mientras negaba con la cabeza.

—¡Oh vamos! Harían una pareja muy linda—animo Shōyo, el rubio arqueo una ceja señalándose, su vestimenta nunca se alejaba de los suéteres o buzos grandes, jeans simples, gorros de lana, su cabellos teñidos de rubio con las raíces oscuras, a diferencia del chico del mostrador el era alguien súper tímido, y su sonrisa no era muy linda, llevaba brackets, ósea ¿Entienden su complejo? llevaba brackets, BRACKETS, lo cual según él eran la mayor aberración al estilo y la belleza del mundo, y bueno el influencer Oikawa Tooru coincidía con el.

—Hinata tiene razón al menos deberías intentarlo—de los cuatro Keiji era el de aspecto más refinado y "a la moda", camisas de colores que hacían resaltar su pálida piel, pantalones ajustados que marcaban sus trabajadas pantorrillas, zapatos de marcas reconocidas, y tenía ese envidiables cabello que no importa el lugar, la hora o las circunstancias siempre, pero SIEMPRE se veía bien.

—Si Akaashi le da razón es porque así es Kozume—secundo Semi, su aspecto era el de un chico simple y punto, camisetas (por lo general lisas) con jeans de mezclilla, zapatillas deportivas y su cabello, ese castaño tirando a ceniza era, bueno, peculiar.

—¡¿Ves?! ¡Solo házlo!—Shōyo era un caso aparte, pese a que por lo general los otros tres muchachos eran reservados y tranquilos, el más bajito era un remolino de hiperactividad, su cabello siempre revuelto pese a los intentos de su hermano mayor por controlarlos, su ropa al igual que su personalidad era alegre y siempre resaltante allá donde fuere.

—Shōyo baja la voz—pidio el rubio al ser su mesa el centro de atención de las personas cercanas, dió un rápido vistazo a la barra solo para cerciorarse de que quien la atendía no tuviera su vista puesta en ellos, afortunadamente el chico se encontraba atendiendo a nuevos clientes, agradeció profundamente que este se encontrará demasiado ocupado como para prestar atención al escándalo que comenzaban a formar sus amigos.

El chico del Starbucks |KUROKEN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora