Capítulo 4: Ecos de una Promesa

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Capítulo 4: Ecos de una Promesa

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La noche antes de partir había soñado de nuevo con la creatura, tal y como pensaba aquel viaje estaba predestinado, guardó silencio esperando a que el destino le mostrara su camino , y para cuando fue consciente de su propia osadía quizás ya era demasiado tarde, por poco y había colapsado ante la descarga mágica pero por suerte los rápidos reflejos de la Sheikah lo ayudaron a salir de ese sitio.

Aragón asimiló con cierta sorpresa el hecho de que había puesto los pies en una zona protegida.

Y después de tanto esfuerzo...

Había sido difícil llegar a ese sitio, sin contar que habían tenido que acampar la noche pasada. Pero no todo había sido esfuerzo perdido, incluso Impa reconoció que quizás esta vez habían dado en el clavo, y mientras más observaba los filigranas tallados en la roca, se convencía de que parte de aquella antigua escritura poseía reminiscencias de aquella otra que había encontrado la princesa en el original "contrato"

Ambos miraron los enormes pilares dándose cuenta de que aquella parte de la gran muralla era diferente, parecía parte de una estructura más gloriosa como si en un antiguo tiempo aquella hubiera sido la habitación de un gran mago, un hechicero poderoso que con el pasar de los siglos había dejado ahí su vestigio.

Recordó entonces las palabras de la creatura, ya no era él, era ella, entonces no habían pisado otra cosa más que la alcoba de una maga enamorada.

[***]

Impa no dijo nada, cabalgaron fuera del sitio en completo silencio, de vez en cuando el trote de Kelpie hacia ruidos extraños sobre la vieja losa, ecos solitarios que solamente hablaban del abandono de aquel sitio.

Varias horas después en las lejanías logró ver el hogar de los antiguos sabios, una pequeña aldea en los límites del territorio del reino, nunca antes había estado tan lejos, y tras la muralla muchas cosas eran diferentes; el color de la tierra casi rojiza, el aire y hasta las plantas ya que muchas de ellas eran verdaderamente enormes.

—Bienvenida a casa. în Țara Sfântă.— le musitó él con amor desmedido.

Impa se aferró a su espalda con nervios al sentir que el garañon apresuraba el paso mostrando su porte orgulloso. Podria decirse que fue un comienzo lindo quizas porque al entrar solamente habia niños correteandose en las calles, al ver a kelpie muchos de ellos se asombraron pues les recordaba a la creatura de los antiguos cuentos que habia pasado de generacion en generacion a traves de sus familias.

—¡Un espiritu!

Basto con que uno lo gritara para que el resto de ellos quisieran tocarlo.

—Señor espiritu, ¿A venido a cumplir deseos?

Aragón soltó una risita y simplemente sostuvo las riendas de su montura, despues de todo era un caballo bravo y no le gustaba la gente nueva, le gustaba Impa porque era la pareja de su amo, le gustaba Link porque en el tiempo en que fue espiritu ambos se habian entendido, y en ultimos tiempos La reina zelda porque le llevaba zanahorias a la cabelleriza, con él todo siempre habia sido lento y la unica exepcion de la que sabia Aragón era la princesa Zelda a quien el caballo rebelde habia haceptado desde el primer contacto, quizas solamente porque le habia gustado su aura hermosa y pura.

Días Felices y CalabazasWhere stories live. Discover now