Días Felices y Calabazas

Capítulo 6: Familia

Capítulo 6: Familia

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Camino del hado

Recuerdos del Pasado, Esperanzas para el Futuro

...

—¡Que!

Rugió con todo el aire de sus pulmones, sus mejillas se habían puesto completamente coloradas después de haberlo gritado a los cuatro vientos. Los niños de la aldea se taparon los oídos para evitar tan lastimero sonido.

—¡Estas segura de que era él!

—Sólo dije que se parecía— contestó la otra muchacha alzando las manos al viento como si con ellas pudiera escudarse del golpe de adrenalina que desprendía su compañera. — cuando lo mire de reojo y a la distancia no pude evitar pensar que era esa persona.

—Aclara tus ideas mujer me va a dar un infarto, y además, que demonios es eso de que era un lobo.

—Yo sólo digo lo que vi, quizás sea cierto o quizás sea una mentira, las luces del festival nocturno pudieron haberme engañado.

Entonces dejó que el aire se le saliera, le estaba dando urticaria nada mas de pensar en ello, se rascó la cabeza, quizás había sido una ilusión producto de la fiesta de anoche, odiaba que la ilusionaran de aquella manera pero llevaba meses con esa sensación de preocupación insana, tenía que comprobar si aquel rumor era cierto.

Pero entonces no sabía que debía hacer ahora, ¿Preguntar por un lobo?... ¿en serio?, la otra chica debía de haber estado bebida, sí, eso era, seguramente se le habían pasado las copas, Telma IV era famosa por perderse de vez en cuando en la bebida; perjuraba por su vida que algún día se haría inmune, pero los años pasaban y ese día no había llegado, era extraño, sus antepasados siempre habían trabajado en tascas como en la que ahora se encontraban.

La joven de cabello rubio cenizo volvió rascarse la cabeza. Debía de haber ignorado semejante comentario...

Debía, pero no podía, no después de meses de búsqueda inútil e incansable, además se lo debía, era su amigo y su casi hermano, algo malo debía de haber pasado para que se esfumara así como así en inicios de primavera.

Con la cabeza hecha un lio decidió dar media vuelta e investigar un poco el asunto.

—¡Epa!— un pequeño chico tropezó a su paso lanzando la exclamación de manera encabritada, la joven se había girado tan rápido que por poco y lo tiraba al suelo.

—De verdad lo siento, Talo.

El chico la miró malhumorado, llevaba tres acompañantes de edad cargando cajas de producto añejo, esta era su época favorita del año Telma tenía tantos clientes que de vez en cuando contrataba a pequeños ayudantes, la paga era buena y el trabajo sencillo, simplemente asegurarse de que la tasca estuviera abastecida.

—No pasa nada— finalmente soltó con un gruñido.

—Ya está, lo siento, — volvió a disculparse— eso me pasa por estar pensando en la tontería del lobo.

—¿Lobo?..

—Yo vi un lobo— clamó una voz desde el rinconcito de la cuadrilla

—Ah el lobo, veo que ya te enteraste. Rayos a mí me habría encantado verlo, Nero dice que fue increíble.