Tsubasa, un niño de tan sólo ocho años de edad muere en un catastrófico accidente: un camión lo arrolló cuando el joven iba a buscar su balón que se había ido a la calle.
Cuatro años después, regresa como un espíritu y se vuelve a encontrar con sus...
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Una familia conformada por dos padres y un niño azabache se encontraban en un picnic, en un parque lleno de árboles otoñales. Los dos señores charlaban de diversos temas mientras que su pequeño de tan sólo ocho años jugaba felizmente con su balón de fútbol, quien para él era lo más importante en su vida. Era su amigo, su compañero de vida, su razón de estar vivo...
Sí. Cuando tenía un año casi fue arrollado por un camión, sin embargo, el balón que traía en las manos absorbió el impacto, y lo hizo volar a un jardín que había del otro lado de la calle, sano y salvo.
Jamás se iba a separar de ese balón.
─Tsubasa, no te alejes mucho. Es peligroso, ¿de acuerdo?─ le dijo su madre.
─Sí, mamá─ continuó controlando el balón con sus pies, rodillas y cabeza.
El fútbol para él era un sueño. Un sueño que anhelaba cumplir. Deseaba ser el mejor jugador del mundo, y llevar a Japón, su país natal, a la Copa Mundial.
Algún día hará ese sueño realidad.
Iba controlando el balón con la rodilla, cuando éste pega mal en su rodilla y se va rodando por una colina a la calle. Tsubasa fue corriendo a recogerlo.
Caminó hasta el medio de la calle, y lo agarró con las dos manos...
Un camión que había perdido sus frenos iba a toda velocidad hacia él. No podía moverse por el terror...
El camión lo arrolla violentamente. Las personas de arriba de la colina escucharon el choque, y fueron a ver de qué se trataba, para encontrarse con el cadáver del niño ensangrentado.
─¡TSUBASAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!─ gritaron sus padres.
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