─¡Tengo hambreeeee, Ishizakiiii!─ le daba golpecitos en la espalda, y hacía berrinche cuán niño chico.
─No dejes que su muerte te afecte. No dejes que su muerte te afecte. No dejes que su muerte te afecte...─ repetía, intentando hacer que la "ilusión" del joven azabache que murió cuatro años atrás desapareciera.
─¡Soy yo, Tsubasa!
─Sólo olvídalo, Ishizaki─ se agarró la cabeza con las manos, e intentó pensar en otra cosa.
Un mundo de caramelo en su cerebro. Ositos de goma gigantescos. Casas hechas de jengibre como la del cuento de Hansel y Gretel, pero sin la bruja adentro. Gusanitos de goma. Montañas de gomitas de menta. Un océano de chocolate...
El sonido de algo de vidrio rompiéndose lo alejó de ese mundo mental que había creado.
─¡¿Qué pasó?!
─Upps, creo que rompí un florero─ el niño azabache se rascó la nuca.
─Tal vez haya sido mi imaginación, o se habrá caído solo─ caminó hacia los trozos de cerámica rota, y tocó la punta de uno con la yema de su dedo. Sangre comenzó a salir.
No. No era una ilusión.
─Supongo que fue el viento─ dedujo.
─¡ISHIZAKIIIIIIIIIIII! ¡TENGO HAMBRE!
─Ay, ya, voy a preparar algo de comer─ dijo fastidiado, y caminó hacia la cocina─. Supongo que si come algo me dejará en paz.
Preparó dos tazones de ramen, y los sirvió en la mesa.
─¡Ya está listo!
Tsubasa, a la velocidad de la luz, se sentó en la mesa.
─Itadakimasu─ agradeció, y comenzó a devorar el ramen.
─A ver si con eso se va de mi cabeza─ probó un bocado, pero al ver que el azabache miraba su plato sin siquiera comer, quedó extrañado─. ¿Qué no tenías "taaaanta" hambre?
─Es que... No sabe igual.
─Lamento que mi ramen no sea el mejor, pero es lo único que hay. No seas malagradecido─ frunció el ceño.
─No es eso...
─¿Entonces qué es?
─Antes de que olvidara todo, toda la comida era deliciosa. No es que esté horrible tu ramen, pero es que ya no me llena como antes.
─¿Llenarte?
─Estoy comiendo tu ramen, pero cuando lo trago... es como si no estuviera comiendo absolutamente nada...
─Qué extraño...─ pensó, y terminó de comer su ramen─Bueno, voy a salir con Misaki, Sanae y Wakabayashi─ se levantó de la mesa.
─¡¿Ellos están aquí?!
─Sí... No han cambiado nada desde que tú...─ decidió no hablar de eso, y fue a abrir la puerta de su casa.
─¡Quiero ir!
─Maldición, ¡¿por qué no deja de rondar en mi cabeza?!─ se volvió a agarrar la cabeza.
─¿Quién ronda en tu cabeza?─ el azabache se acercó al rapado.
─Tú.
─¿Yo?
─¿Podrías dejarme en paz?─ abrió la puerta y salió de su casa.
Tsubasa quedó ahí parado, con un nudo en la garganta.
(...)
Ishizaki y sus amigos se sentaron en los pastos largos de un campo. Sanae se acostó boca arriba y observó las nubes.
─Tsubasa-kun...
─¿Por qué él?─ se preguntó Misaki.
─Solamente era un niño de ocho años que jugaba con su balón...─ dijo Wakabayashi─¡¿POR QUÉ LO TENÍA QUE ATROPELLAR ESE CAMIÓN?!─ se cubrió el rostro con sus manos.
Los demás observaban el césped, con un gusto amargo en la boca.
Entonces...
─¡Aquí estás, Ishizaki!─ era el joven azabache.
─Oh, él de nuevo...─ dijo Ishizaki.
─¿Por qué me dejaste solo en tu casa?
Ishizaki no respondió, y volteó a mirar el cielo.
─Ya son cuatro años desde ese día... Y recién ahora comenzó a aparecer esta ilusión que no me deja dormir por las noches.
─A nosotros tampoco─ dijeron los demás.
─¿De qué ilusión hablan?─ preguntó confundido el niño.
─Eres una ilusión, Tsubasa. Vámonos─ los cuatro se levantaron y comenzaron a caminar, alejándose.
Pero Tsubasa no se quedó atrás. Los siguió unos minutos, sin parar de hablar.
─¡Oigan, chicos! ¡Tengo ganas de jugar un partido de fútbol!
─Sólo ignórenlo.
─Tenemos que aceptar que ya se fue de este mundo hace mucho tiempo.
─Pero aún así, lo extraño mucho─ dijo Sanae.
─¡CHICOS! ¡HOLA!─ se paró frente a ellos─¡ESTOY AQUÍ! ¿Por qué actúan como si no existiera?
Ishizaki se hartó.
─¡YA BASTA! ¡Es porque tú ya no existes!
─¿Eh?
─Te fuiste hace cuatro años, ¡¿por qué volviste para atormentarnos de noche?! Queremos olvidar lo que pasó para seguir adelante con nuestras vidas. Comenzábamos a un futuro para nosotros cuatro... hasta que llegaste y nos volviste a traumar.
─Ishizaki...
─Sólo deja de aparecer frente a nosotros. No queremos seguir recordando aquel día─ cerró los ojos y se dio vuelta junto con los demás para seguir caminando.
Tsubasa, por su parte, volvió a sentir ese nudo en el pecho.
─Pe-pero estoy aquí...
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𝗘𝗡𝗧𝗥𝗘 𝗩𝗜𝗗𝗔 𝗬 𝗠𝗨𝗘𝗥𝗧𝗘 ❱ 𝗖𝗧 ✔
Short StoryTsubasa, un niño de tan sólo ocho años de edad muere en un catastrófico accidente: un camión lo arrolló cuando el joven iba a buscar su balón que se había ido a la calle. Cuatro años después, regresa como un espíritu y se vuelve a encontrar con sus...