13. Lemonade

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Más temprano aquel día

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Más temprano aquel día...

Louis se despertó solo.

Era un día gris, oscuro, triste, totalmente carente de sentido. Un día frio e insípido, un día en el que la inminente lluvia tenia a todos a su espera y que parecía tener a todos en la ciudad moviéndose a pasos desganados e indiferentes. Louis claramente no fue la excepción; Despertándose por la fría brisa que entraba por la ventana de su habitación que Harry siempre insistía en abrir todas las mañanas.

El día comenzó con un pequeño Louis abriendo sus ojitos azules, rojos por el cansancio y el llanto, temblando a causa del frio. Busco con sus manos a Harry, buscando a su rizado novio cuyo calor corporal podría compararse con el de un calefactor, haciendo un pronunciado puchero cuando solo se encontró con la frialdad de las sabanas. Aun con aquel puchero en sus labios, Louis volvió a acurrucarse en el lio de mantas, presionando su rostro contra la almohada del más alto y haciéndose bolita en su lugar, tratando de volver a entrar en calor.

Louis logro dormir por aproximadamente treinta minutos más hasta que las patitas de Thomas golpeando contra la puerta lo despertaron.

Afortunadamente, Thomas había mejorado rápidamente. Su patita ya estaba en perfectas condiciones según su veterinario, teniendo Harry y Louis, sin embargo, que estar pendientes de que Thomas por algunas semanas más no hiciera grandes esfuerzos o corriera en demasía, ya que su pata aun podía necesitar cierto reposo. Claro que, lograr que Thomas no corriera por toda la casa con su habitual exceso de energía y que no se la pasara brincando y jugando en la casa como cualquier cachorrito, era tan imposible como lograr que Louis comiera sus verduras. Harry era el más afectado por esto último, corriendo por toda la casa persiguiendo al pequeño Golden Retriever, que corría por la casa con su boca llena de todas aquellas verduras que Louis tendía a tirar al suelo en su intento por no comerlas.

Últimamente Harry era el afectado por muchas cosas.

Louis lo sabía, y lo sabía muy bien. Estos últimos días de sus vidas se resumían en llanto, llanto y más llanto y angustia. No era justo, no era justo ni para Harry ni para él. Por Dios, ni siquiera era justo para Thomas, quien, según lo dicho por el veterinario – Louis aún seguía teniendo sus dudas – necesitaba curarse en un entorno feliz y amoroso, puesto que los perros son capaces de percibir gran parte de las emociones de sus dueños, afectando las mismas en su desarrollo; como un maldito niño pequeño.

Harry estaba dando lo mejor de sí, esforzándose día tras día en hacer sentir mejor a Louis y sacarlo de aquel pozo de tristeza en el que había quedado atrapado y del que parecía no tener intenciones de salir. Llegando siempre a casa con una sonrisa, trayendo aquella felicidad que parecía perdida a su hogar, incluso en los días más grises y fríos. Y era estresante, Louis sabía que lo era. No era sano, estaba lejos de ser una conducta sana. Porque las sonrisas de Harry cada vez eran más forzadas, porque aquel brillo que aparecía cada vez que Harry entraba en una habitación poco a poco comenzaba a verse opacado por el aura triste y miserable que Louis traía consigo a cada hora del día.

Harry, Would You Love Me This Way? -L.S- [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora