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Cogi un bus de la Greyhound para ir a ver a Madison a Rutgers.

Vivía en la residencia de estudiantes, y su cama era muy pequeña para dos personas, asi que era incómoda. Pero al menos su compañera de habitación se había ido a pasar el fin de semana a casa. A Madison no le caia bien su compañera de habitación. Decia que era una estirada. Le pregunté cómo era que se había ido a casa

Me dijo que la abuela de la chica habia muerto. Le dije que qué pena. Ella respondió «Que le den.

Iba a quedarme dos noches. Madison me llevó a fiestas. Pero la

cosa era más bien que yo la seguia a las fiestas. Salimos con todas sus amigas de la residencia. Todas las chicas se habían hecho ya mejores amigas. Se lanzan a la noche parloteando ruidosamente.

Les gritaban a los coches. Madison gritaba a todos los coches.

Las fiestas eran una mierda. Los chicos no se drogaban; solo bebian cerveza. Tios desconocidos saludaban a Madison. Solo llevaba un mes en Rutgers y ya la conocian. Eso era porque Madison sabía bailar como un putón de tres pares de narices.

Madison tenía eso, y estaba bien y tan, solo que se hacia un poco incómodo cuando eras tú el que había ido a la fiesta con esa chica que estaba subida a la barra, follándose a un fantasma. Tan incómodo que no sabias qué hacer mientras tanto.

Habíamos ido a una fraternidad, a un sótano de madera contrachapada, una especie de mazmorra de sexo y beer pong, todo de una sordidez criminal. Estaba sonando una canción muy popular por aquel entonces. Era una canción que hablaba de poner a todas las mujeres a cuatro patas en el suelo y correrse encima de ellas y esas cosas. Madison no se pudo contener. La perdi por ahí.

Me fui a un lado del cuarto a esperar que terminara.

Solo tenía una jarra de Natural Ice, pero estaba fria y yo iba corto de dinero, así que me supo buenisima. Entonces se acercóJessie. Jessie era una de las amigas de la residencia de Madison. Me acordaré de Jessie: tenia unas tetas alucinantes y fue maja conmigo. Me miro toda triste un momento y luego me dijos Malas noticias, chaval. Madison está jugando contigo.

La mañana que tenia previsto volver a Cleveland no nos quedaban condones, y Madison estaba empanadisima en hacerlo con, a pesar de que se estaba tomando la pildora. No entiendo que problema habia.

-No nos hace ninguna falta un puto condon, Eno?

Ella dijo que si. Que había una máquina expendedora en los baños. Perfecto, porque no me queda más que calderilla. Pero era una residencia de chicas, de modo que el baño era de chicas

-ZNo puedes ir tú?-le dije.

-Ve a por uno

Fui medio desnudo, y encontré la máquina, pero estaban todos agotados menos una mierda llamada Terciopelo Negro. Yo solo queria salir ya del baño de chicas, asi que compré uno de esos y m volvi a la cama diminuta de Madison, donde volvimos a empetar.

Era el momento de poner el condón.
Elcondón era negro como gragea de regaliz. Yo tenía los muslos pálidos. El condón estaba hecho del mismo material que usan para hacer chanclas de goma. Parecia que lleva puesta una polla

postia

Me daba igual follármela o no. Estaba cansado de follármela.

Aquello era siempre toda una gran producción: necesitaba condones, CDs recopilatorios y bolsa de viaje. Una vez que habia ido a su casa me dijo que me la ibu a chupar, y me la chupó, pero antes me hizo comerme una bolsa de palomitas y ver un partido entero de béisbol.

Esto no puede ser amor, pensé.

Se lo comió por última vez.

Volvi en bus a Cleveland, muerto de hambre.

CherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora