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Emily trabajaba en el Edificio de Ciencias. Se ocupa de limpiar las jaulas y de matar a los ratones de laboratorio con la miniguillotina que le hacian usar los cientificos. Les cortaba la cabeza a los ratones y exprimia la sangre de su cuerpo. No le gustaba hacerlo, pero pensaba que los ratones estaban condenados de todos modos, y le hace falta el dinero. Su padre era algo asi como un dentista especial, y gana lo suficiente como para que ella no tuviese que necesitar nunca demasiada ayuda de los de las becas. Pero no le daba nada de dinero. Y su madre tampoco era de mucha ayuda. Asi que Emily tenia que hacer mierdas como caminar casi un kilómetro extra bajo la puta lluvia porque en el Mare's las palomitas y la cola light estaban unos centavos más baratas que en el Russo's. Ella tenia que hacer mierdas asi mientras yo iba por ahi haciendo lo que me daba la gana porque era un niño mimado y mis padres me daban todo lo que necesitaba. Y lo que no necesitaba lo podía conseguir vendiendo drogas a los chicos de clase. Cosa bastante facil. Emily me consideraba un poco un cabrón, pero por otro lado le molaba, así que todo bien. Aun asi, le gustaba repetirme que no se fiaba un pelo de mi. Y cuando yo intentaba decirle algo bonito, acostumbraba a reírse en mi cara. No lo podía evitar. Era una chica dura,

La cosa siguió asi, y termino el primer semestre. Emily volvía a casa, a Elba, para las vacaciones de invierno. Y había venido a verme. Estaba tumbada en la cama. No estábamos haciendo nada, solo esperando para despedirnos. Y yo la miraba, su cuerpo, tan ligero y delicado, su expresión, tan serena y enigmática, y sabia que esa chica podria quitarme la vida si quisiera, sin embargo yo solo podía pensar que no queria que le pasara nunca nada malo. Y, como un puto idiota, le dije:

-Te quiero,Las palabras salieron por su propia voluntad, asi que tuve que decirlo en serio. Y ahora ella me miraba inexpresiva, sin decir nada.

Al cabo de un rato (no sé cuánto, porque el tiempo se había
detenido) me respondió:

-Gracias

Y eso fue todo. Se marchó. No la volvería a ver hasta mediados de enero, cuando comenzaran de nuevo las clases.

Y todo el tiempo que estuvo fuera, yo pensaba: Te quiere.

CherryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora