Día 4: Baño juntos

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El proxeneta mayor le ofreció una de sus mejores sonrisas al momento que se desplegaba a un costado de su enorme jacuzzi repleto de burbujas y perfumes costosos. El glamour de esas aguas y el brillo de cada burbuja de color, le daban un terrible encanto a ese lugar, era envidiable. Valentino se hizo a un costado y largó una carcajada confiada ante Vox, quien estaba de pie frente a la extensión del agua y lo miraba con total atención.

Ambos apreciaron la desnudez del otro y se comieron con la mirada.

Está tan caliente como te gusta, Voxxy.

El más alto lo provocó con una voz sugerente y lasciva. El hombre TV suspiró ante sus palabras, se introdujo finalmente en el interior del agua y decidió tomar asiento a su lado. Era un jacuzzi muy amplio y no dejaba de burbujear, se acercó sin ninguna clase de timidez a su hombre y cuando rodeó su cintura con un brazo, amplió un poco sus grandes ojos bicolor que residían por debajo de su gran pantalla luminosa.

Y no hablo del agua.

Tarareó Val al sentir el contacto de su miembro con el dorso de la mano del contrario. Vox le sonrió con algo de seducción y confianza, estaba duro apenas había entrado y necesitaba una atención correcta. El más bajo era un gran dominante y si fuera por él, jamás dejaría de tomarlo.

Me di cuenta.

Capturó su cintura entre sus manos y se inclinó hacia el alargado cuerpo del proxeneta, de alguna forma de acostumbraron al tamaño de su pantalla y resultaba ser más cómodo de lo que hubieran querido. Cuando Vox se inclinó hacia su cuerpo, alargó su lengua y deslizó su extensión sobre su pecho, para subir hasta su cuello y hacer que Valentino se aferrara a él y cerrara sus ojos, suspirando de placer.

Aunque me gusta que me desees de esta forma.

Mencionó el hombre TV al momento que bajaba una de sus manos y se apropiaba del falo erecto de Val para comenzar a tocarlo y subir y bajar. El más alto comenzó a dejarse llevar, mostró esa debilidad que odiaba poseer y tembló ante cada lamida y movimiento. Cerró sus ojos sin dejar de jadear, Vox conocía todas sus debilidades. Su forma de sujetar su miembro y masturbarlo lo hacía desarmarse en placer.

Eso es, muéstrame esa expresión tan pervertida.

El proxeneta se agitó y no pudo evitar temblar cuando el contrario comenzó a jugar con la punta de su falo y lo acarició con mucha habilidad, gimió débil ante ese tacto y se sintió vulnerable cuando esa larga lengua se encargó de serpentear sobre la extensión de su cuello y parte de sus clavículas.

No iba a poder controlarse si seguía provocandolo de esa forma, sabía que estaba jugando porque le gustaba causar un desastre en él. Y Vox sonrió triunfante al contemplar su rostro avergonzado y exhausto, estaba haciendo que se excitara como todas las putas de las cuales siempre se burlaba.

Siempre te muestras como un imbécil, pero sabemos bien quien domina aquí.

¡C-Callate y cógeme!

Se indignó y le gritó fuera de si, porque Vox amaba humillarlo y jugar con su cuerpo en esos breves momentos de debilidad y exposición. Entonces, el más bajo apartó su mano de su miembro y le sonrió perverso, deseoso de que volviera a exigirle que quería ser tomado. Era un reclamo desesperado, una súplica.

Volteó el cuerpo de Valentino con facilidad, alzó sus caderas frente a él y apreció la desnudez de su cuerpo y como se encargaba de mirar hacia atrás y sonreírle con lujuria, con la creciente ansiedad de ser tomado por él. Vox volvió a lanzar una carcajada estruendosa, lo haría rogar por su falo hasta que ya no pudiera más.

Tus deseos son órdenes, cariño.

# StaticMoth WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora