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-Oh vamos...al menos...¿No sabes dónde está?

Preguntó un albino de menor estatura, tenía una voz fina, tímida y un tanto infantil; sus ojos poseían unos orbes de color rojo cuales rubíes. Estos brillaban con una intensidad de mil estrellas con sólo un propósito.
Se encontraba bajo la lluvia con una sombrilla y una sudadera como de una o dos tallas más arriba de las que debería usar.
Su vista se mantenía fija en un jóven de cabello rubio y ojos miel; aquel, por otro lado simplemente negaba.

-No, perdón Mafu-kun. No sé dónde puede estar, no dejó dicho nada tampoco. Sin embargo, recuerda que está en la universidad; quizás sólo está en algún lugar estudiando para algún exámen. Deberías ir a casa antes de que la lluvia empeore.

Respondió el ojimiel con lástima al ver al menor en frente, a punto de desbordar algunas lágrimas.

-Yo... E-Entiendo. Si llega a casa, dile que lo amo y que en la noche le escribiré para saber si está bien.

Sin más, se marchó a su hogar.
En el camino sollozaba intensamente, siendo acallado con la lluvia a cántaros que ahí caía.
Buscaba nada más y nada menos que a su novio, Luz. Luz Sunshine fue quién le pidió su mano hace meses atrás y, desde entonces están en una relación no muy estable.
¿El por qué? Pues, este solía desaparecer incluso de casa; nadie sabía a dónde iba o por qué no contestaba el celular, ni siquiera a los mensajes de este albino. Absolutamente nada.

Al empeorar la lluvia, justamente había ingresado a su hogar siendo recibido por un cuadrúpedo felino de raza persa; Teru, el acompañante gatuno de Mafu, o su mejor amigo, podría decirse.

El de ojos rubíes sólo lo cargó y se sentó contra una de las paredes para asimismo, romper en llanto.
Hacia meses sin ver a su amado y ya estaba desesperado. No recibía señales de nada ni nadie con respecto a él.
No podía comer, dormir o si quiera ir regularmente al instituto para ejercer sus estudios como era debido.
Tampoco tenía a un amigo para ahogar sus penas, sólo Teru estaba ahí presenciando las lágrimas abundantes y cristalinas de su amo dolido.
No quería más que aquel chico rubio de ojos color café claro, cruzara aquella puerta para tomarlo en brazos y decirle que todo estará bien.
Podría imaginarse esa hermosa escena una y otra y otra vez en su mente, incluso, sin darse cuenta, ya estaba abrazando a su gato quién se veía paciente y apaciguado en cuanto a su amo, quién urgentemente necesitaba el calor en su corazón fragmentado y adolorido.

En menos de una o dos horas, ya se encontraba dormido en aquel suelo frío de madera pulida.
Habían lágrimas esparcidas por todas partes, lo cual significa que siguió llorando, y las lágrimas hicieron de las suyas para hacerlo dormir al menos.

Se le veía tan pacífico y adorable por fuera, cuando por dentro pedía a gritos desgarradores a su amor.

Su madre no sabía nada de lo que pasaba, pero "poco ha de importar" dijo por sí mismo el albino. Esto, dado a que aquella mujer nunca estaba en casa, pues, trabajaba de tiempo completo al ser una madre soltera; al menos Mafu era hijo único, así que los gastos eran menores. Sólo ella, su hijo y Teru.

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Eran al rededor de las 11:45 pm, no faltaba mucho para la medianoche ciertamente.
El albino estaba junto a una ventana, viendo a través del cristal con muchísima melancolía.
Su vista se dirigía hacia las estrellas radiantes en el cielo nocturno y resplandeciente.
Se sentía demasiado cansado para volver a llorar, no obstante, unas pequeñas lágrimas se asomaron por sus mejillas ruborizadas.
Sus manos temblaban y su respiración se entrecortaba.
Estaba teniendo aquel recuerdo en su mente, como si se tratara de una película romántica.

•「Aquella fue una noche de lluvia de estrellas, por causas obvias, su amado lo llevó a la cima de las colinas a presenciar tal fenómeno iridiscente y refulgente en el cielo, dado a que no pasaba todos los días.
Allí hablaron de muchas cosas, se dieron afecto y calor el uno al otro. La sonrisa del menor estaba más que radiante y verdaderamente alegre. Recibía y correspondía a los besos de su amado mayor con aquella intensidad y brillo que podría haber superado las estrellas.
Luz lo había enseñado a amar las estrellas como él mismo amaba al menor, quien se sintió fascinado y conmovido por la hermosa cita de ambos.
Todo era simplemente perfecto entre los dos.」•

Había vuelto en sí de nuevo, le costaba tener la visión clara en ese momento, por suerte, pudo apoyarse de una de las paredes, de no ser así, hubiera impactado contra el suelo.

Sin más, se decidió a recostarse en su habitación, la verdad no se sentía bien emocional y físicamente hablando.
Cerró sus ojos sin preámbulo alguno y se dedicó a buscar su lugar en los brazos de Morfeo.

Probablemente, si alguien lo viera, dudaría de su estabilidad psicológica, y sí, padece alguna que otra cosa que la verdad, no hace falta mencionar
Aunque, fuera de ello, se puede decir que este chico es de aquellas personas que son denominadas "marionetas", dado a que requieren, o más bien, dependen de alguien para sentirse vivos y estables consigo mismos y el resto.
Depende emocionalmente de alguien, en su caso, es su pareja.

Sin embargo, nadie sabe si las cosas pueden cambiar de un momento a otro después de la lluvia.

ᴍᴏᴜᴅᴏᴋᴜ ɢᴀ ᴏsᴏᴜ | SᴏʀᴀᴍᴀғᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora