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La noche pasó tranquilamente, el de ojos color zafiro dejó descansar al albino en su propia habitación, mientras que sí mismo se había quedado en el sofá, pues, no quiso incomodar al menor con su estadía.
Las luces de la estrella de la mañana se filtraban en las cortinas de la sala, y asimismo, de la habitación en dónde seguía plácidamente dormido en de orbes rubíes, parecía no importarle los rayitos ténues de sol.
Por otra parte, un Soraru un tanto malhumorado había despertado gracias a el molesto sonido de su celular, tenía dos llamadas perdidas, más la que estaba en curso, eran tres.
Tomó su celular y vió tres mensajes de su amor, soltó un frustrado suspiro, sabía que no vendría algo bueno.

-⟨⟨"Soraru, iré a tu casa en la mañana"⟩⟩

-⟨⟨"Ojalá no te encuentre dormido, holgazán"⟩⟩

-⟨⟨"Estoy en camino."⟩⟩

Automáticamente, el mayor entró en pánico, las visitas de Sakata no eran del todo románticas o amables, solía regañarlo por todo e incluso reclamarle por cosas fuera de las manos de Soraru, más que él debía sopotar tan sólo por el hecho de que es la pareja del odioso pelirrojo.

Aunque se estaba olvidando de un detalle, Mafumafu seguía dormido en su habitación. Si a Sakata le daba por ir ahí, lo encontraría en no muy buenas condiciones y probablemente pensaría muchas cosas indeseables.

Soraru actuó rápido y cerró la puerta con sumo cuidado, no sin antes dejarle unas pequeñas caricias en el cabello al albino.
Finalmente pasó el cerrojo y se dispuso a hacer una pequeña limpieza general para la llegada del de ojos rojos.

Tan pronto terminó, el timbre sonó y este se tensó un poco, rápidamente abrió la puerta, dejando ver a un Sakata de semblante serio, se podría decir enojado.
Este empujó con un poco de brusquedad al de cabello color índigo.

-B-Buenos días, cariño.

Saludó Soraru con un semblante neutral, estaba asustado por lo que el menor podría decirle, más sólo lo siguió mirando.

-Hola.

-T-Te di las buenas noches ayer...¿Por qué me dejaste en visto?

-No me sentía bien.

-¿Eh? ¿Qué tienes? ¿Estás bien? ¿Por qué no me dijiste?

-Soraru, eres tan idiota...no quise hacerlo y ya.

Entre la conversación brusca de ambos, un pequeño menor despertaba cual girasol entre las sábanas níveas, sus ojos somnolientos miraban a todas partes con un poco de desconcierto.

-cierto...me quedé dormido..

Bostezó y bajó de la cama con cuidado, para luego arreglar esta como es debido, de una forma ordenada.
Sin embargo, escuchó una conversación lejana, había intentado abrir la puerta, pero el cerrojo estaba puesto desde afuera.

-Uhm... quizás Soraru-san pasó el cerrojo por error. Esperaré, no quiero interrumpir si tiene visitas o algo.

Muchas dudas recorrían su mente, pero decidió escuchar la conversación desde la puerta, pues, se escuchaba un poco.
Se alarmó cuando escuchó la voz familiar del pelirrojo, ahora comprendía todo.
La curiosidad se apoderaba de sí, y con más razón, se quedó en silencio para así ejecutar su pequeño cometido.

Claro, estos dos seguían en su pequeña discusión.
El peliazul se mostraba cabizbajo, recibiendo todas las palabras de su pareja; ya estaba acostumbrado a esto realmente.

-Además, si te hubiera dicho que me sentía mal, ¿Qué carajo hubieras hecho? Nunca me ayudas, lo sabes.

-Trato de hacer lo que puedo, Sakata..

ᴍᴏᴜᴅᴏᴋᴜ ɢᴀ ᴏsᴏᴜ | SᴏʀᴀᴍᴀғᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora