Se les ve vagar por las calles saliendo de su penumbra. Buscando las luces de nácar que proyecta la novia de la noche, disfrutando de sus pocos momentos de libertad. Recuerdan la última vez que estuvieron, el suave viento mecía las hojas de los árboles y deformaban su figura y sombra.
Uno de ellos convertía su figura en humo rojizo, denso pero fluido mientras atrasaba la puerta de una casa. Se percibía el olor de un hollín recién hecho, atenuados estaban los rescoldos de la rudimentaria chimenea. La criatura se alimentó de los restos con calma. Un pequeño ruido de pisadas se aproximaba al comedor, pero no se inmutó, pues quedaba mucha noche. El sonido se transformó en una respiración entrecortada. El intruso volvió a su forma original y girando sobre sí mismo vio a una pequeña gata barcina bípeda. Sus ojos proyectaban miedo a la vez que se veía el reflejo de la criatura oscura, alta delgada y pelaje oscuro, gobernado por una calavera alargada de dientes y colmillos afilados. Las cuencas mostraban unas diminutas esferas de azul zafiro. En su parte posterior unas prominentes astas sostenían unas brillantes velas cristalizadas que cambiaban de color, trasformaban su contorno mientras permanecían suspendidas a una pequeña distancia de la cornamenta.
La gata miró a la criatura.
—¿Qué haces aquí? ¿Quién eres?
La criatura se deslizó hacia ella.
—Soy aquello en lo que crees y temes. Palabras desconocidas que han nacido y tomado forma— respondió. Extendió su zarpa y de ella brotó una llama fatua.
Las luces empezaron a tintinear moviéndose describiendo círculos. La pequeña felino quedó perpleja, sonando en el interior de su mente un sonido que tentaba a ir con la criatura.
—Ese fuego es tan bonito. Tú eres...ese recuerdo con el que sigo soñando— dijo, mientras lo aprisionaba en su zarpa, apagándolo hasta desaparecer. Su cuerpo según se convertía en ceniza era arrastrado por el suave viento de veraniega.
—Qué extraño destino tener que sufrir por tanto miedo, atados a una creencia irreal.
Las luces volvieron a su forma, y junto a ella, el ser atenuaba su presencia hasta que solo quedó en el suelo la ropa que ella portaba junto con un farol cuya llama era idéntica a la que nació del ser oscuro.
A la mañana siguiente sus padres hallaron las ropas de su hija y entre ellas, una estatuilla de cristal templado. Temieron un secuestro, pero cuando se fijaron con más detalle vieron que aquella figura tenía la forma de su pequeña. Preguntaron a sus vecinos cuando regresaron a la semana siguiente, pero en sus respuestas no hallaron consuelo. Trascurrido un tiempo, un mozo que viajaba vendiendo bagatelas les habló de este modo:
—¿Me permiten examinarlo más de cerca? Si...di con una familia quienes le habían pasado algo similar a vuesas mercedes. Me enseñaron dos figuritas idénticas a sus mellizos, o eso decían. Fueron a ver a una anciana muy longeva a pedir consejo. Es todo cuanto sé.
—¿Qué les dijo la anciana, encontraron a sus retoños? — Dijo el padre afligido mientras su esposa lloraba.
—Ya les he dicho todo. No deben de ser por aquí, hace un año o casi dos desde la última vez que vine y no les recuerdo.
—Nos dijeron que nunca faltaba el trabajo y podía adquirir una propiedad con más facilidad.
—Entiendo, pero no les dijeron nada sobre la maldición de la villa ¿verdad?
—Nos advirtieron los lugareños— dijo mientras apretaba las manos de su esposo.
—Pero no les hicieron caso. Les daré un consejo aunque ya tardío, si son nuevos hagan caso de las costumbres del lugar. Vayan a ver al párroco, las aflicciones son lo suyo, lo mío vender mercancías y a veces algún que otro chismorreo. Id con Dios.
El buhonero se alejaba con una calma impropia de él. No todos los días uno intercambia dolor y un pequeño atisbo de esperanza. Aquella pesadez no le nutriría pero sí le quitó el hambre. Sacó del bolsillo un trapo de algodón teñido de rojo. Al desenvolverlo miró con tristeza una efigie similar a la jovencita de la anterior noche, estaba ligeramente quebrada. Lloró mientras intentaba ahogar los suspiros para no convertirlos en sollozos.
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El ser que hablaba con las manos
ParanormalDesde hace dos siglos, muchas criaturas y los sucesos paranormales que originaban, están cayendo en el olvido. Ahora, esas historias están cobrando relevancia a medida que se repiten acontecimientos similares. Galdrik, un zorro atraído por lo sobre...