★Trece

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Silvia.

Me levanté temprano, hoy de plano no me tocaba hacer nada. Así que me levanté para ir al centro y comprar unas cosas de higiene personal.

Orson

Resolví los pendientes que me faltaban. Mire el reloj rápido había llegado el medio día.

Tocaron a mi puerta.

—Adelante.

—¿Vienes a comer?.—Preguntó ralf

—Voy, dame cinco minutos, ahorita te alcanzo en el estacionamiento.

Ralf asintió y se fue.

Me levanté y guarde algunos papeles. Mi celular sonó y conteste con mal humor una por no saber el número y dos por no encontrar las llaves de mi escritorio.

—Bueno

—Hola hijo.—Frunci el ceño

—¿Quién habla?

—Perdón, soy la madre de Silvia ¿Me recuerdas?

—Hola doña Graciela, disculpe que contestara así pero estaba un poco apurado

—Oh, siento interrumpirte, solo llamaba para que no dejes que Silvia se retracte, suele cambiar de opinión en último momento y no me a confirmado que va a venir

—¿Cuando es?

—Hoy, tiene que tomar el vuelo de la noche

Cerré los ojos pesadamente ¿Por qué me comprometí en eso? Justo ahora que Ana está aquí.

—Claro, usted no se preocupe estaremos allá pronto

—Gracias, hasta entonces.

Termine la llamada y recordé que las llaves las guardaba en mi saco.

“¡Torpe!”

Tome el teléfono y llame a mi secretaria quien después de contestar entro a mi oficina.

—Saldre de viaje esta noche, por favor cancela las juntas que tenga con clientes, ofreceles el servicio con ralf, y por favor pásale mis pendientes a Libardo

—Entendido

—Una cosa más...

(...)

Después de comer fui a casa para preparar mi maleta. Llame un par de veces a Silvia pero no contestó. Quizá está demasiado ocupada.

Gracias al cielo que encontré un boleto. Pase por ella pero Jacky salió diciendo que ya había salido. Llegué al aeropuerto y la vi en la sala de espera.

—¿Te ibas a ir sin mi? No espera ¿Me estuviste evitando?

—Hola.—Contesto algo incómoda.—Orson...

Soltó un suspiro. Me senté junto a ella

—¿Todo está bien?

—Si, lo está, es solo que ella apareció y no me malinterpretes quería darte tu espacio, pensé que tal vez necesitabas acomodar tus pensamientos y resolver tus problemas.

—Gracias por preocuparte pero de eso me ocupo cuando regrese

—¿Por qué? ¿No estás enamorado?

—¿Enamorado?.—Pregunte confundido.—Eso es lo último que estaría en este momento, no quiero ni siquiera regresar con ella, me hizo daño de alguna manera u otra pero no es momento de hablar de ella

—Entiendo.—Por la bocina anunciaron nuestro vuelo.—Oye

Nos pusimos de pie y caminamos ala par

«La Primera Vez» Orson PadillaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora