Extra 2: Cartas entre Cinta y Maite

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1 de junio de 1914, Buenos Aires

Querida Maite,

Imagino que le sorprenderá mi carta. No crea que no dudé en si escribirla. Primero quiero agradecerle su preocupación por nosotros y el bebé. Gracias a la Virgencita todo sigue su curso y tanto la pequeña Aurora como yo estamos bien.

Emilio me ha comentado el tema del viaje y opino lo mismo que él. Para nosotros será un placer ir a visitaros y ver a nuestra Camino.

Con relación a usted, reconozco que no empezamos con buen pie. Al conocerla y ver que era tan cercana con los hombres, y concretamente con Emilio, no me gustó nada, incluso sentí algo de celos, para qué la voy a engañar. Tampoco entendía esa admiración tan profunda que veía en mi amiga y que ni por asomo hubiera pensado que terminaría siendo amor.

Cuando Emilio me confesó la relación entre ustedes, no me gustó, no lo entendía y más cuando la profunda tristeza de Camino y su mudez estaban haciendo daño al que ahora es mi marido. Hablé con ella y le dije que guardaría vuestro secreto, pero además le pedí que dejara de ser egoísta, que, con su actitud y sus pensamientos hacia usted, estaban casi condenando nuestro futuro, pues Emilio pensaba atrasar la boda hasta que ella estuviera mejor. Ahora me arrepiento de mis palabras, solo pensaba en mi misma y no en mi mejor amiga. No fui consciente realmente de su dolor ni le permití compartirlo conmigo, aunque no lo entendiera.

Aún me cuesta pensar en ustedes como pareja, pero el cambio en doña Felicia y ver a Camino tan feliz a su lado, me hace pensar en el amor que siento por Emilio, y no veo diferencia. Cuando habla de usted en las cartas derrocha felicidad y alegría. Y eso es lo que deseo para ella, que sea dichosa con lo que hace y con quién esté.

Espero que disculpe mi comportamiento con usted las veces que hemos coincidido, si Camino la ha elegido es porque es muy especial, y creo que empiezo a verlo yo también.

Gracias por estar ahí para ella.

Un abrazo

Atentamente

Cinta Domínguez Pasamar




12 de junio de 1914, París

Estimada Cinta,

Tu carta me ha sorprendido en muchos sentidos. Me alegra saber que tanto el bebé como tú estáis bien. Asique es niña y se llama Aurora, ¡Qué bonito nombre! Por lo que he hablado con tu marido, Camino no lo sabe, asique será sorpresa al igual que vuestra presencia aquí más adelante.

Agradezco conocer los motivos que te llevaban a estar distante conmigo, los entiendo. La sociedad, vuestra educación os condiciona, sin embargo, me contenta ver que a pesar de ello tanto tu como Emilio habéis hecho un esfuerzo por la felicidad de Camino.

Ella es lo mejor que me ha pasado en la vida. Cuando llegué Acacias traía conmigo una mochila muy pesada que intentaba dejar atrás. Entonces la conocí. Reconozco que desde el principio llamó mi atención, y no solo porque me tirará las copas sobre mi tocado. Primero la conocí a través de su arte y poco a poco me enamoré de su alma.

Y si Cinta, el amor que nos tenemos es igual que el vuestro, no importa que seamos dos mujeres.

Tanto Emilio como tú sois muy importantes para Camino, sois su familia y saber que la comprendéis y que no le ponéis trabas a lo que la hace feliz, después de todo lo que ha pasado, la llena de dicha y a mí también.

Gracias por ser esa amiga y hermana para ella

Un abrazo

Atentamente

Maite Zaldúa

Tu felicidad es la míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora