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—amor ¿Qué haces?—preguntó el latino recargando se en la espalda de su pareja.
—estoy vendiendo los dientes que trajiste, no te equivocaste, si que se venden a un buen precio.
Empezó a caminar hacia el sillón en la misma estancias acostándose ahí—obvio, la brujería no es barata. ¿Cuánto ofrecen por ellos?
—unos cien dólares por cada uno—dijo el ruso sin dejar de ver la computadora.
—mmm traje como unos diez, pues unos mil dólares están más que perfectos. —si, los podemos utilizar para pagar la renta—comento Rusia sin interés.
—aún que si lo comparamos con el precio de los demás órganos no valen tanto la pena si solo traemos diez...creo que deberíamos traernos toda la dentadura—cerro sus ojos al terminar su comentario sinicamente.
Su contrario lo miro aburrido por la poca gracia por lo anteriormente dicho—wow amor eres muy gracioso.
—ya lo sé amor mio. —oye por cierto, escuche hace rato a las tipas que viven al lado, y dicen que nuestro apartamento empieza a tener mal olor, ¿Creí haberte dicho que tiraras todo lo que ya no sirve?—dijo un poco molesto el ruso hacía su novio.
—bueno amor los órganos no son para siempre, además solo fue un corazón. —¿Y por qué no te lo comiste mejor?—pregunto aún notoriamente molesto.
—por que no me gusta comer corazón prefiero...romperlos. —¿Que comiste payaso hoy?—se burló su novio eslavo.
—no, solo que estoy aburrido de estar aquí todo el día—se quejo el más bajo.
—pues si no quieres estar aquí ten—le extendió una cantidad de hojas apiladas—ve y paga las cuentas del agua, luz y gas—se volvió a dirigir al computador —¡Ah por cierto! también compra verduras que ya no hay—México rodó los ojos con molestia.
—eres pésimo para captar indirectas Rusia—se quejo el americano.
—si, si lo que digas amor—le dió el avión el ruso.
[...]
México sin hacer más teatro se fue a hacer lo que le pidió su pareja primero paso a pagar las cuentas y después compro verduras frescas, pero como es México olvidó llevar una bolsa de tela de esas que usan las jefas para el mandado.
Por lo que tienen a un chico de 1.69 tratando de cargar seis bolsas llenas de vegetales y también tratando de acomodar las hojas de recibos en sus manos.
—estúpido Rusia, vi a pagir lis ricibis —se quejo el norteamericano—si tanto quieres pagarlos ven tu pendejo o tu puta madre.
Por andarse quejando no vio la subida de piso que había en la calle (muy mal construida por cierto) y como lo haría una persona normal pues se cayó, las verduras salieron de sus bolsas y las hojas volaron por los aires.
