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Andrea

- Despierto un poco aturdida, es de mañana y tengo la garganta seca. Abro de a poco mis ojos y un dolor agudo se incrusta en mi cabeza.

- ¡Al fin despiertas! - escucho la voz de un chico pero no diviso su rostro aún.

Me siento en la cama y coloco mis manos sobra mi cabeza -¡que dolor! - levanto la cabeza y me topo con el chico de ayer.

¡Oh por dios!

- Y...¡¿Que haces tú?! - digo al darme cuenta que no me encuentro en mi casa - Y que hago yo acá? - Mi sorpresa aumenta al dame cuenta que tengo una camiseta del chico puesta.

- Oyeee..- dice el chico acercándose a mi - En primera, soy Felipe el chico de ayer - señala el estuche que se encuentra encima de la mesa -segundo estás en mi casa - voltea a verme - Y tercero, entiendo que tengas resaca pero por lo menos sé amable con tu cuidador y vete a bañar que tenemos responsabilidades.

No recuerdo nada de lo que sucedió y peor aún, no entiendo como terminé en su casa, con resaca y sin mi ropa. Peor aún- ¡Que dirán sus familiares! - Más peor aún - ¡Que dirá mi padre cuando regrese a casa! - Estoy perdida, esta vez si metí la pata.

- ¿Puedes decirme que sucedió anoche? - pregunté resignandome por fin a oír lo que en verdad no quería.

- ¿En verdad no recuerdas nada? - Me devuelve la pregunta algo obvia en esta situación, pero decido dejar mi orgullo a un lado y continuar con mi cometido.

- No- dije sin más - Es por eso que pregunto - dije obvia.

- Pude ver como suelta un resoplido y me mira serio -.

- Primero bañate - dijo y me mostró el baño, entregándome una toalla y mi ropa del día anterior.

Sin más quejas terminé de acomodarme y me dirigí a lo que parecía una sala. Es muy ordenado para ser un chico.

- ¿Lista? - dice él colocándo su estuche en la espada - ¡Wow! lo que puede hacer un poco de agua y jabón.

¡Que carajos!

- ¿Vives solo? - pregunté desviando el tema, creo que no quiero comenzar el día peleando- ¿Haces todo tu solo o te ayudan tus amantes?

- ¿Te importa? - me mira raro - Soy capaz de cuidar de mi mismo.- hace una pausa- Además mi madre sale a trabajar y dejar a mis hermanos en la escuela desde temprano.

Creo que no debí ser tan arrogante, no pensé que se enojaría por ese comentario.

- Lo siento, no fue mi intención- dije arrepentida.

- Seguro que si... - dijo enojado - ¡Vamos!.

Abre la puerta y yo le sigo el paso hacia fuera y empieza a caminar conmigo a su lado.

- Vives en un barrio tranquilo- hay una anciana sentada fuera de su casa, personas charlando y el canto de los pájaros resuena.

- Eso creo- dice mirando a su al rededor - Por cierto - se detiene y se gira a verme.

- ¿Que? - digo seria.

- Me debes unas gafas nuevas y no olvides que después de haberme contado tus penas anoche no nos volveremos a entrometer en la vida del otro, solo quiero que te quede claro y no vuelvas a buscarme - me entrega sus gafas, o mejor dicho, lo que queda de ellas.

- ¿Y porque debo de arreglarlas? - le digo ofendida.

- ¿Acaso no recuerdas lo que ocurrió? - dijo burlón.

De repente aparecen pequeños momentos del día anterior en mi cabeza, como pequeñas escenas de una película. Estoy encima de él con toda la intención de besarlo cuando de repente arrojo sus gafas a algún lugar de la habitación haciendo que estas se quiebren, lo siguiente es vomitar encima suyo como si no hubiera mañana...

- ¿Lo recordaste? - dijo burlón y volvió a caminar.

- ¡que vergüenza!- Todo ya estaba claro.

- Oye! - me saca de mis pensamientos - ¿Vas a ir a la universidad o te vas a quedar parada como tonta?

- Ya voy - dije un poco avergonzada.

- Como digas - se encogió de hombros y se fue alejando.

Solo podía sentir vergüenza por mí y toda esta situación... De donde sacaría dinero para arreglar sus gafas era ahora mismo el último pensamiento en mi.

.............

Continuará...

Me Enamore De Un MúsicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora