Otro día más, la temperatura estaba media, ni muy fría ni muy caliente. El sol pegaba en la ventana y sus encandecentes rayos daban en mis ojos, manos y pecho. Con molestia me removí entre mis sábanas dándole la espalda a la molesta luz, la noche había sido pesada no estaba listo para despertar, por décima vez había tenido ese horrible sueño en el que re creaba mi primer día en el Collège lycée Sacré Cœur, ese es mi actual institución de estudio. Dentro del sueño recuerdo sentirme rodeado de gente desconocida, todos me miraban y crearon un radio de distancia a mi alrededor (es importante resaltar que no soy alguien que parezca especialmente sociable, eso aleja a muchas personas), mientras caminaba por los pasillos para llegar al salón sentía mis pasos pesados resonar en el piso, la gente susurrando, algunos riendo y otros ignorandome todo mi cuerpo estaba bajo una gran tensión hasta que de pronto en mi cabeza una voz me hizo un clic, hubo un corte en mi sistema...
-Esa risa...- mi voz salió como un susurro inaudible para los demás, levanté mi vista y saliendo del salón lo vi, mi antiguo amigo de la infancia; él me miró y de manera violenta un golpe de luz me dejó aturdido.
-Ahhhhhh...- Me quejé con mucha molestia.
-Arriba, se te hará tarde para alcanzar a tus amigos- La aguda e inconfundible voz de mi madre sonó de espaldas a mí junto con el ruido de las cortinas siendo abiertas de un tirón - ¡Vamos! ¡vamos arriba! - mi madre comenzó a sacudirme de manera suave tomándome del hombro derecho.
- Basta mamá... Ya me levanto... Déjame unos minutos... - dicho eso noté la inconformidad de mi madre ante mi petición y pude notarlo por el largo y ruidoso suspiro que soltó.
-Te he dicho que ya ¡ARRIBA! - alzó su voz al final lo que me sorprendió y generó la inmediata desaparición de mi cansancio.
Me senté en mi cama y miré en dirección a mi madre con dificultad por el sol que relucuia a sus espaldas, solo pude notar su silueta negra. Estaba ahí de brazos cruzados y mirándome con "la mirada" ¿de que hablo? Pues hablo de esa mirada que todas las madres tienen cuando su hijo es un fastidioso olgazan, esa que puedes sentir las intensas ganas que tu creadora tiene de gritarte hasta quedar afónica.
Sin decir nada solo le di una sonrisa cansada y le extendí mis brazos, ella no pudo evitar sonreír también y sentarse en mi cama para darme un abrazo.
-Ma... ¿Qué hay para desayunar? - le pregunté mientras la rodeaba con mis brazos y tenía mi cabeza apoyada en su pecho; podía escuchar sus latidos. Desde pequeño siempre fui un chico muy especial, siempre era muy apegado a mi madre, no sé el porqué pero a comparación de mis otros dos hermanos yo era el único que con 17 años aún seguía comportandome como un bebé a su lado, mi padre siempre se quejaba de eso o lo hacía antes de que mi madre le pidiera el divorsio ya que según ella "nadie, ni siquiera mi padre tiene el derecho de correguir mi comportamiento de manera violenta".
-Antes de pensar en comida duchate que ya hueles a basura y luego baja para hacerte tu propio desayuno. Yo me debo ir a una junta de la empresa - Mientras hablaba yo reía de manera suave ya que mientras decía eso con un tono seco y cruel, me estaba acariciado la cabeza y dándome un abrazo fuerte y amoroso, sus movimientos no se encontraban sincronizados con la rudeza con la que hablaba, eso es lo que amo de mi madre, parece que es muy fría pero ella siempre me trata con cariño es un poco confusa pero es la mejor.
Pasado todo esa escena tierna mi madre se levantó y revolviendo mi ya despeinado cabello y se fue dando carcajadas por que sabía que eso me molestaba y aunque no vio mi cara de seguro la imagino, yo me levanté con pereza y me quité la ropa para ir al baño solo con una toalla en la cintura, hice todo lo que tenía que hacer y volví a mi habitación, me vestí, me arreglé y bajé las escaleras para ir a la cocina.
-Vaya ¿No se supone que yo debía hacerme mi propio desayuno señora madre?- dije fingiendo un tono sofisticado, de esos que se usaban en la antigüedad.
-¡Oh! mi adorado hijo, verás, es que paseaba por aquí y el espíritu culinario entró en mi ser y me motivó a prepararte tu desayuno- mi madre siguió el juego y ambos reímos dando un golpe a la mesa que estaba en el centro de la cocina, amaba a esta mujer.
Confirmo que no mentía al decir que era la mejor. Me senté en la mesa y saqué mi celular para ver que mensajes habían llegado en el transcurso de la noche, los principales eran mensajes de mis amigos: Isaac, lis y Mierya.
Luego del desayuno dejé todo en la lavaplatos y tome mis cosas para salir de casa, mamá ya se había ido así que me tocó cerrar la puerta a mí. Caminé por las transitadas calles de mi ciudad hasta encontrarme con mis amigos, allí estaban dos chicas de aproximadamente 1,67 cm y un chico de 1,76 (como dato yo mido 1,70 cm) luego de saludarlos seguimos nuestro camino hablando de cosas, principalmente las chicas a ellas les fascina hablar de otros chicos y nosotros le damos puntuaciones, es una actividad muy sana.
Llegamos al Sacré Cœur y entramos al gran edificio, miré al rededor y vi algunas caras conocidas de todos los días, caminé por los pasillos y seguí viendo las mismas caras de siempre con alguna diferencia y al igual que siempre en el camino al salón nos topamos con el crush más pasional de Mireya... Amaury. Como todos los días Mireya nos hizo tomar el camino que pasa por en frente a los salones de este chico, ella estaba bastante obsesionads con él.
-Amaury, Buenos días- dijo Mireya mientras se acercaba a él y le sonreía.
- ¡Oh, buenos días Mireya! ¿Qué tal? - la voz gruesa y varonil de Amaury provocó un temblor dentro del pecho de cada chica presente en el pasillo, era algo muy común que pasaba siempre. Mireya se quedó muda y en estado de crisis total (no mentía al decir que está loca por este chico).
Cómo buen amigo y salvador di unos pasos hacia ellos, toqué el hombro de mi amiga y contesté por ella.-¡Hey Amaury! estamos bien, el clima hoy está muy confortable ¿no crees?, bueno debemos irnos, esta niña debe cumplir con su tarea de estudiante aplicada y no llegar tarde. Nos vemos luego - tiré suavemente del hombro de Mireya y esta estába tan embobada con la perfecta sonrisa de su crush que ni notó en que momento nos empezamos a alejar, pero cuando lo notó empezó a hablar de manera rápida y alocada.
-¿Vieron eso? Él me sonrió, me miró directo a los ojos y sonrió, por dios mi corazón va a 100 por minuto necesito un calmante o algo, siento mis mejillas arder, tengo calor...uff si ahora mismo me llevarán al lugar más frío de la tierra de seguro yo lo derritiria- ella seguía y seguía, hablando y hablando sin parar, empezaba a sentir miedo de que no estuviera respirando pero a veces hacía esas grandes pausas en las que se llenaba de aire los pulmones y el estómago para seguir y seguir.
El día transcurrió con normalidad después de eso, terminamos la hora escolar, salimos a tomar algo, llegué a casa, dejé las cosas en mi habitación, me cambié, bajé para limpiar lo de la mañana, hice ejercicio por 1 hora y luego de ducharme otra vez me senté a hacer mis deberes colegiales mientras tomaba una taza de té.
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Bajo el mismo árbol de Francia...
RomanceLa historis está adaptada en este año en el país de Francia- Ciudad Nantes, un chico nos cuenta la historia de amor de su amiga con un antiguo amigo de la infancia del chico... ¿o talvez no? ¿Qué pasaría si al final la historia no es lo que desde...