After the Storm comes the Calm

1K 105 81
                                    

Luego de la guerra entre El Frente de Liberación Paranormal y los Héroes Profesionales, el héroe profesional, Wing Hero: Hawks o por su verdadero nombre Keigo Takami, quedó abandonado en aquella guerra entre las dos fuerzas de poder que se tenían entre villanos y héroes.

Fue acogido por la Liga de Villanos los cuales lo tuvieron cautivo días, encerrado en una desolada habitación, su cara y alas quemadas, aquel ya deteriorado cuerpo luego de perder condición al no entrenar y al apenas recibir algo para comer.

Se mantenía en el suelo, sujeto a unas heladas cadenas en tobillos, cuello y muñecas, la sangre había cesado, estaba seca y derramada en todo su cuerpo, el dolor y hambre eran las causas del porqué seguía vivo esa ave enjaulada.

Sus ojos no tenían brillo alguno, hasta que aquella puerta oxidada de metal se abrió provocando salir un rechinido dejando ver aquél compañero que tenía en ese lugar, alguien con el que peleó y terminó derrotado.

Caminó con aquella ropa negra, esa gabardina que varias veces le había dado calor cuando se llegaba a sentir triste acompañado de esa voz con la que le decía "Tómate el tiempo que necesites", ese olor a quemado debido a su kosei que tanto daño le había hecho desde que tenía los cuatro años al pelinegro, Keigo se levantó a duras penas mirándolo con piedad y felicidad al ver esa luz luego de días.

Dabi, ese era su nombre, sus pasos se convertían en una hermosa canción a los oídos de Keigo, aunque también era la última trompeta del apocalipsis con el cual acabaría todo. Este cerró la puerta tomando el control la oscuridad del lugar.

-Hola birdie, tiempo sin vernos- Comentó el pelinegro con aquella voz burlona y tranquila de siempre, sus aquellos azules ojos como el zafiro heredaros de aquél que admiró y del que al parecer lo dejó en medio de todo, pero, ¿que más se esperaba de aquello?, fue entrenado hasta que sus huesos se rompieran y gritara del dolor hasta quedar inconciente, haciendo que sus alas quedaran casi sin plumas y en casos extremos al borde de la muerte.

Simplemente fue una pieza más de muchas en un tablero de ajedrez, era natural que callera de esa patética manera, claramente todo lo que pasaron en aquella pelea no podía ser perdonado viniendo de ninguna parte, los dos eran asesinos con distintos propósitos.

Las palabras que dijo aquella persona inundaron aquella helada habitación en un calor abrigador -No... es hora de bromear...- El ave apenas podía hablar, el silencio se apoderó de esa habitación nuevamente, hasta que la gotera provocó que se esfumara.

-Supongo que ya debes de saber lo que pasará, o serás igual de estúpido como aquella vez? Enserio, me siento mal por tus alas, después del todo, era lo único que tenías de especial, dudo mucho que tu sentido del humor era lo que les caía bien a todos...-

Hawks chasqueó la lengua mirandolo ahora con odio -Déjate de tonterías maldita pe...- fue golpeado en el estómago haciendo dar contra la pared callandolo sin terminar su frase dando quejidos de dolor, algunos ahogados.

Las heridas se habían abierto denuevo, sin embargo eso ya no iba a importar -Nunca olvides que eres un puto perro, y un perro antes de morir lo único que tiene de dificultad son las mentiras- Dijo de la nada, silbando mientras prendía unas cuantas velas con su kosei -Si no fuera por ti nada de esto hubiera pasado, Twice está muerto, él era demasiado bueno como para merecer eso, una vida se paga con otra.-

-Qué bonita... manera de d-despedirte de un compañero...- Intentó pararse recobrando el aliento con un tono adolorido y algo sarcástico-divertido siguiendo la corriente del otro.

El pelinegro soltó una carcajada al escuchar tales palabras -¿Y me dices que yo estoy bromeando? No me jodas con esas cosas- Lo agarró de la cadena atado a su cuello acercandolo a él y de ahí sacando una pluma del ex-alado.

Hawks miró aquello con terror y odio, intentaba arrebatarla pero las cadenas le impedían, mientras tanto, el otro solo se limitó a ver, acariciando la pluma con delicadeza soplándole.

-Vamos, atacame con esa frialdad de antes, realmente era conmovedor al verte con tanta seguridad y coraje para que terminaras aquí- Chupó la pequeña pluma como si se tratara de una paleta -Me muero de ganas al saber que se siente, ¿acaso estás llorando?-

Hawks dejó de tironear arrodillándose, el gimoteo se volvió silencioso rodeando su frágil cuerpo ahora con sus brazos, sin embargo, Dabi se decepcionó apretando la quijada guardando la pluma -Yo pensaba que me serías más de utilidad, ni siquiera puedes hablar para decirme unas cuantas palabras, en verdad eres una niñita.-

Ya sabía lo que iba pasar, quería escapar de ese mundo por el momento mientras sería torturado por el villano, apretaba fuertemente sus ojos repitiendo susurrante y sin parar "Perdón".

El pelinegro caminó hacia él y lo abrazó acariciando donde antes estaban sus majestuosas alas, Keigo se soltó a si mismo dejando sus brazos a los lados recargando su cabeza en el hombro del otro ya sin muchas fuerzas.

Las manos del pelinegro poco a poco se fue incendiando de ese hermoso fuego azul quemando a Keigo, consumiendolo con lentitud, él sólo sonrió débilmente viendo a la cara a Dabi.

-Hey... responde esto...- Su torturador arqueó una ceja esperando que el otro hablara quedando pocos minutos de su vida -¿C-Crees que alguna vez... hubiéramos sido a-algo... serio..?-

Dabi soltó un suspiro quemándole con más intensidad -Si que eres un idiota, la respuesta es no... Recuerda esto, tu miserable existencia nunca me interesó y seguirá así hasta que yo me vaya al puto infierno-

Se levantó dejando al alado ardiendo en llamas, sacó la pequeña y frágil pluma carbonizándola con aquella habitación, metió sus manos a los bolsillos despidiéndose murmurando -Hasta nunca... Takami Keigo...-

Keigo solo sonreía hasta que el otro se fue, comenzó a bramar desesperado tironeando de aquellas cadenas mientras lloraba con dolor, no tanto por el fuego sino por el rechazo de aquella persona con la que se sintió aceptado y no por su habilidad y apariencia.

A la mitad del camino dirigiéndose a un paradero del cual desconocía intentaba no ver atrás sus mejillas comenzaron a humedecerse y sus parpados a arder junto a las demás cicatrices, se paró abrazándose a si mismo encorbandose con dolor.

Cayó arrodillado viendo el piso con gotas de lágrimas y sangre gritando abrumado, recárgandose en sus brazos, saliendo el descontrolado fuego azul se preguntó a si mismo:

-¿Por qué si no me importas... estoy llorando?-

Fin
1109 palabras

🐦Espero que les haya sido de su agrado, cualquier sugerencia, comentario o petición son bienvenidos.

Atte: Rias

After the Storm comes the CalmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora