Capítulo cuatro

44 10 1
                                    

ミ〔Dazai ♡™

—¿Esta es tu forma de pasar inadvertido? —señaló Chuuya mientras trataba de no echarse a reír.

Dazai no tenía las vendas en su rostro y su saco negro había desaparecido. Solo usaba una camisa a rayas, un chaleco oscuro y un gran abrigo beige.

—No creo que sea menos ridículo que tu feo sombrero —el castaño hizo una mueca de asco.

Después de despedirse de Odasaku y Chuuya, el castaño avanzó por las calles de Yokohama tranquilamente. El cielo estaba despejado y un viento fresco despeinada las finas hebras de Dazai. Parecía estar contento.

Sus pasos se aproximaban a su destino y entre más cerca se encontraba, más feliz podía verse. Incluso tarareaba una linda canción mientras varias miradas se posaban en él. No podía negar que se sentía bien consigo mismo y con todos los ojos de las muchachas que los veían. Era algo que le hacía emocionarse, nada como las bellas damas de Yokohama.

Sus ojos se dirigieron a aquel edificio de ladrillos el cual yacía en la esquina del lugar. Sonrió al ver la linda instalación, así que con alegría y una gran sonrisa en el rostro, cruzó por una cafetería y después, unas escaleras que le guiaban hasta una segunda planta, es ahí donde Dazai entró y subió cada peldaño. Nunca pensó que la escena que vería en la agencia armada de detectives sería tan comprometedora.
La puerta se encontraba abierta y dentro de la oficina solo se encontraban una joven de pelo azul y un hombre rubio. Parecían estar muy complacidos pues aquella chica yacía en las piernas del hombre muy cómodamente, probablemente a punto de besarse.

Dazai aclaró la voz en el umbral de la puerta y habló.

—Perdón por interrumpir una hermosa escena —dijo sonriente—. Pero necesito de su ayuda, detectives.

La joven bajó del regazo del rubio y se acomodó en su lugar.

—Lo sentimos pero nuestra jornada laboral acabó —dijo el hombre con el rubor más grande en su rostro.

—Pensé que ustedes servían a la ciudadanía tanto como los otros funcionarios —Dazai entró a la oficina e inspeccionó el lugar.

—Puede volver mañana cuando nuestros detectives estén aquí, joven... —el rubio quiso saber su nombre.

El castaño miró a la joven peliazul que estaba ahí y la reconoció por un momento.

—Dazai, Dazai Osamu —dijo mientras sus ojos se concentraban en Hanae.

La sorpresa para la menor fue grande, pues retrocedió unos centímetros y se acercó al rubio.

—Me parece que te he visto en alguna parte —reveló por fin el castaño.

Kunikida miró confundido a Hanae y de nuevo a Dazai.

—La vi en la reunión de anoche, ¿no es así? Nunca pensé que te volvería a ver —sonrió encantador.

—¿Quién es usted? —Hanae sacó su arma y le apuntó al castaño.

—Hanae —Kunikida le tomó de la cintura y trató de mantener la guardia.

—¿Hanae? Vaya, me habías engañado con tu nombre, lindura —preguntó el castaño.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 22, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ミ〔cologne ♡™ Osamu DazaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora