• Risas y encuentros • (𝙴𝚕𝚎𝚗𝚌𝚘)

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Ana acarició la mejilla de Víctor con cariño, lo observó, recuerdos invadieron su mente, momentos únicos que habían vivido en un pasado. Se acordaba de sus caricias, de sus abrazos, sus canciones, todo lo que Victor hizo por ella la hacía feliz, eran felices.

— Helena, yo te amo aún, yo te necesito — suspiró el joven mientras la miraba profundamente a los ojos.

Ella se quedó inmóvil, solo se miraban eternamente, pero no le daba una respuesta. Había pasado noches sin dormir pensando en las dos preguntas que Victor le había cuestionado el día anterior.

"¿Estás enamorada?" "¿Vendrías a España conmigo?"

Nunca imaginó que volverse a encontrar con su primer amor, le revolvería el estómago y la haría sentirse confundida, no saber que sentía hacía Thiago la estresaba, pero temer a romperle el corazón a alguno de los dos, la estresaba el doble y la rompía en pedazos.

— No sé que decir — suspiró bajando la mirada.

— No hay nada que decir, tenemos poco tiempo, lo mejor es que estemos juntos, que pienses todo tranquila, es una oportunidad para darte un tiempo a vos misma — le aconsejó.

No entendía porque le costaba tanto contarle su decisión a Víctor si ya la había tomado anoche, quizás era porque cada vez que lo veía recuerdos daban vuelta su mente, el pasado la revolvía, habían pasado casi once años pero el tiempo no impedía que dos personas se sigan amando.

Seguía pensando en que hacer, hasta que volvió a mirar a la persona que estaba a su lado, y se dió cuenta de algo. A pesar de todo, y del cariño que él le tenía, nadie nunca la había mirado como lo hacía Thiago, incluso cuando eran amigos. Nadie la había cuidado, protegido y ayudado tanto como lo hizo su actual pareja en todo este tiempo, además, él no se merecía eso, era una persona increíble, que siempre estaba para ella, que no la abandonaría así nada más, que en cada paso que daba la acompañaba y que la escuchaba cada vez que lo necesitaba. No podía hacerle eso, no podía irse sin despedirse, o dejarlo sin explicaciones, no podía abandonarlo sabiendo lo que costó que estén juntos y el daño que le haría.

Fue entonces cuando por fin, el nudo de su garganta se desató un poco y le permitió hablar.

— Yo... También te quiero mucho, y espero que siempre nos podamos ver y sentarnos a charlar mientras nos acordamos de lo que vivimos, pero ahora yo hice mi vida, con otra persona, además no puedo dejar todo porque sí e irme de la nada, ya estuve mintiendo muchísimos años, Bia y mis papás merecen saber la verdad, no es justo que me siga escondiendo y tapando mis problemas — suspira mirándolo y le da la mano — Agradezco tu propuesta pero necesito que respetes mi decisión, no es nada en contra de vos, yo aún te adoro, pero necesito más tiempo para procesar todo y además quiero estar acá, tengo todo acá —

— Está bien Helena, es tu decisión, no puedo interferir en lo que sientes, piensas o decides, y en parte tienes razón. Espero que tus papás se enteren de todo y que reaccionen bien — la mira con cariño — Espero que algún día vuelvas a sentir todo lo que sentimos antes y que se nos dé, te extrañé tanto, y te amé tanto que es imposible deshacerme de esos sentimientos, pero no puedo obligarte a sentir algo que no sientes — Ana bajó la cabeza — Cuídate Helena, y llámame cualquier cosa — dice con los ojos vidriosos.

Los dos se dan un fuerte abrazo que decía todo, no hacía falta palabras y con las manos se despiden, los ojos de ambos estaban llorosos, el momento había sido verdaderamente intenso, se sentía una completa adolescente tonta y confundida con dos chicos, se sentía en una telenovela.

Se secó con el puño de su saco sus pequeñas lágrimas y observó como Víctor se alejaba a lo largo del parque. Sin embargo, aunque un poco le doliera, creía que había tomado la decisión correcta.

~One Shots~ BiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora