Capítulo 3. Sus ojos opacos.

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No comprendía lo que había pasado, de repente todo se volvió negro...

¿Habrá sido todo una ilusión?

¿Al final nunca escapó?

¿Todo fue una imaginación de un estúpido sueño?

La oscuridad que la rodeaba poco a poco fue desapareciendo y abrió sus ojos.

Al principio todo se sentía muy borroso y su cuerpo se advertía cansado. Luego sus pupilas se acostumbraron a la luz y pudo ver con claridad.

Estaba acostada en una cama, sus orbes violetas, los cuales tenían un brillo tenue, miraban el techo de la extraña habitación donde se encontraba.

Porque sí, esa habitacion le era desconocida totalmente.

Intentó levantarse, pero un punzante dolor recorrió todo su cuerpo generando un grito desgarrador en su interior.

«¿Qué pasa?» Ésa era la única pregunta que asaltaba a sus pensamientos.

Con sus ojos empezó a examinar el ignoto lugar.

La habitacion tenía las paredes pintadas de colores pasteles claros muy agradables a la vista,una combinación entre amarillo, blanco, color melocotón y rosa.Unas largas cortinas color piel evitaban un poco la penetración de los cálidos y luminosos rayos del sol. En frente de ella estaba una mesa con una tetera, un plato con lo que al parecer era agua y algunos pañuelos blancos. Más atrás podía visualizar un enorme armario de caoba y a su lado un tocador de la misma madera y estilo. La enorme cama en donde se encontraba era bastante acolchonada, se parecía ligeramente a la cama de su casa. Las sábanas blancas que estaban sobre ella la mantenían cálida, se sentía muy cómoda.

La joven se da cuenta de algo húmedo que cubre su frente y con algo de esfuerzo levanta su brazo para tocarlo. El dolor por suerte no era tan punzante como antes, aunque cuando levantó su brazo se percató que llevaba ropas que no eran suyas y que bajo ellas se encontraban numerosas vendas.

Pero antes de que pudiera examinarlas una sirvienta entró al cuarto cargada de más pañuelos, pero al darse cuenta de que la joven estaba despierta se asombró enormemente y sus ojos se iluminaron, luego dejó rápidamente las cosas en la mesa y gritó:

—¡Ya despertó! ¡Por fin despertó, señor!

La de cabellera plateada miraba a la doncella confusa, "¿ya había despertado?", no entendía nada de lo que estaba pasando en ese momento.

Noelle oyó pasos apresurados acercarse, ¿señor? ¿Quién era ese tal "señor"? La chica estaba confundida, esperando que el misterioso señor que al parecer era el que caminaba hacia allí se presentara.

Por fin el poseedor de los pasos se hizo conocer, la de ojos violetas se impresionó mucho al reconocer a dicha persona. Esa melena alborotada color ceniza, esos brillantes ojos verdes y esa sonrisa encantadora chocaron en sus pensamientos cual caballo enpotrándose a una cerca.

¡Era el chico que la había salvado!

—¡¿Ya despertó?! —preguntó apresurado el joven entrando por la puerta.

La sirvienta sólo asintió y señaló a la cama donde se encontraba una sorprendida y confundida peli-plateada.

Rápidamente el chico se arrodilló en el borde de la cama y tomó las manos de Noelle entre las suyas.

—¡Oh, que alegría! ¡No sabía qué iba a hacer si no habría los ojos! ¡Sinceramente estaba muy preocupado! —Stalya hablaba con alivio reflejado en sus orbes verdes. La joven se sonrojó un poco por el contacto del muchacho.

¿Me salvarías? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora