Chan tuvo que reprimir un gemido cuando las amplias palmas del chico tocaron su espalda, moviéndose exquisitamente sobre sus músculos tensos. Dios, Jisung tenía razón, era muy bueno.
Su cuerpo estaba reaccionando muy bien ante el toque del chico, el cual masajeaba su espalda y hombros como todo un profesional. Kim pasó también por sus brazos, haciendo que la tensión en ellos desapareciera en cuestión de toques.
Los nervios de Chan aumentaron cuando Seungmin bajó hacia sus piernas, comenzando primero de la rodilla hasta abajo. El chico masajeaba sus pantorrillas, tocando los puntos exactos donde Chris sentía tensión y dolor, como si lo conociera de antes. Fue subiendo periódicamente, llegando hasta sus muslos.
Chris estaba rojo de la vergüenza y Seungmin lo sabía. Las amplias manos de Kim masajeaban sus jugosos muslos, tocando justo debajo de las nalgas del mayor, haciéndolo estremecer.
Un gemido se escapó de los labios de Chan y en ese momento quiso que la tierra lo tragara. Seungmin, por otro lado, quedó encantado con el melodioso sonido que salió de las cerezas del mayor. Quería escucharlo de nuevo, necesitaba escucharlo de nuevo. Casi como si estuviera hipnotizado, Seungmin subió sus manos hasta los glúteos de Bang, masajeándolos y amansándolos a su gusto.
El cuerpo de Chan temblaba ante el toque de Seungmin, no por el miedo sino porque lo excitaba. Y demonios, si sabía usar sus manos.
—Necesito que te des vuelta.—dijo Seungmin luego de carraspear, rompiendo aquel erótico momento.
Dios, ¿y ahora que haría? Tenía una erección y si se daba vuelta quedaría visible. Que vergüenza. ¿Por qué esto me pasa a mí?
Chan, muy avergonzado y con la cara roja como un tomate, se dio vuelta, tomándose su tiempo. Seungmin volvió a untar aceites en sus manos, para luego dirigirse hacia el sensible y caliente cuerpo de Chris. Divisó la erección de Chan. Dios mío, ahora él tenía un problema en sus pantalones.
Trató de ignorar eso, para no incomodar al chico y para no calentarse más de lo que ya estaba. Pasó sus manos por los pectorales de Chan, masajeando el pecho del mayor. Varios jadeos de satisfacción se escapaban de los labios de Bang, quien trataba de sellarlos con todas sus fuerzas.
De su pecho bajo abruptamente hacia las piernas, ignorando completamente la carpa que se estaba formando en la toalla y por efecto dominó, en la ropa interior de Chris. La lechosa piel de Chan lo volvía loco, tenía unas tremendas ganas de saborearla, marcarla a su gusto. Pero no podía hacerlo, estaba en el trabajo. Aunque, si no hacían ruido nadie se enteraría.
No, Seungmin. Estas en el trabajo, concéntrate. No importa lo caliente que sea este chico. Pensó Seungmin. Demonios, su erección lo estaba matando, pero no podía hacer nada. Se sentía culpable.
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