SECHS

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Chris se removía entre los brazos de Seungmin, quien había tomado la cintura del mayor firmemente. Los besos del masajista pasaron de sus clavículas a sus pectorales, prestándole especial atención a aquellos botones rosados.

Dios, se sentía exquisito. La suave piel de los labios de Seungmin abrazando su pezon extremadamente sensible lo hacía delirar. Sus ojos giraron repetidas veces, no pudiendo contener la excitación.

Las manos de Kim se deshicieron del bóxer de Chris, liberando su necesitado miembro. La mirada del menor viajó hacia la zona, sintiendo sus pantalones apretar más y más. Algo dudoso acercó una de sus manos al falo, acariciémoslo levemente. El gemido de Christopher lo incitó a seguir, comenzando con un vaivén lento y pausado. Sus labios se unieron nuevamente, esta vez tenían un sabor distinto, era extraño describirlo.

I c-can't take it anymore, I wanna...—murmuró Chris en inglés, sintiendo su orgasmo acercarse. Seungmin había entendido cada una de las palabras de Chris, por lo que aumento el ritmo de su mano.

—Entonces que esperas, córrete para mi.—susurró Kim al oído del mayor.

La enrojecida glande del australiano despidió tiras y tiras del blanquecino líquido. Seungmin, inconscientemente, llevó su mano a su boca, limpiándola con su lengua, para luego besar otra vez a Christopher, dejando que pruebe su sabor.

En un extraño movimiento Seungmin logró cargar al mayor, haciendo que enrede sus piernas en su cintura. La camilla no era estable para los dos al ser de esas plegables, por lo que caminó hacia la silla de la mesa donde estaba la computadora, sentándose ahí con Christopher aún sobre él.

Un gemido abandonó los gruesos labios de Chris cuando se sentó en el regazo del menor, sintiendo el prominente bulto alzándose en los pantalones del masajista. Inconscientemente comenzó a mover las caderas sobre el miembro de Seungmin, sintiendo las grandes manos de este enredarse en su cintura para marcar el ritmo.

Anda, lámelo. Es obvio que quieres chuparle la polla. La mente de Chris divagaba mientras su pelvis se movía deliciosamente sobre el pene que tanto ansiaba probar. Su boca se hacía agua de tan solo pensarlo, lo deseaba.

Dejando un vago beso en los labios contrarios se bajó del regazo del masajista, quedando de rodillas frente al bulto de Seungmin. Acercó su rostro a la zona y lamió la tela del pantalón, sintiendo como Seungmin se tensaba. Un par de lamidas más bastaron para que Chris decidiera bajar los pantalones y los bóxers del menor.

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