Día 1

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Bienvenidos a la KTWeek con su humilde anfitriona. Algún día les contaré el desmadre que ha sido para mi escribir estos prompts, pero por ahora me pasaré a lo importante. La historia.

Declaimer: Haikyuu no me pertenece, es de Furudate, quien ha creado y dado vida a estos personajes hermosos. Yo hago esto sin fines de lucro porque nadie en su sano juicio me pagaría gg.

Todos estos fics se los dedico a LorMurkami , por no dejarme olvidar esta semana, soportarme en días buenos y malos y dar unos consejos buenísimos. Les recomiendo que la busquen en Facebook como Kulorami.

Y finalmente mil gracias a _Syesta  por las increíbles correcciones que me ha hecho. Ella lidia con mi dislexia para que ustedes no sufran con ello. Además, fue quien me motivó totalmente a escribir esta trama.

Gracias a ellas aquí estoy, publicando de nuevo.

Sin más, disfruten su lectura 🌙

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Moon~
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Tsukishima llevó preguntándose en las últimas semanas si esto solo le sucedía a él. Al principio pensó que era un chiste, una mala broma. Pero ahora, poco más de un mes después, está convencido de que hay un ser supremo que tiene el mezquino gusto de reírse de su vida y las cosas tan... estúpidas por las que tiene que pasar.

La universidad iba a ser punto y aparte, decían. Ahí la gente se dedicaba a estudiar, labrarse un futuro y llenarse de herramientas para sobrevivir en un mundo cada vez más competitivo. Al rubio le gustaba su carrera, sus clases, la independencia y madurez de las que tuvo que hacerse al llegar a Tokio para vivir lejos de su hogar. Sin embargo, nada lo preparó para que desde su primer semestre una niña que apenas y conocía se declarara su admiradora secreta, que de secreta no tenía ni una letra.

Uno puede vivir con eso, ¿no? Que a todos en algún momento les pasa y solo es una de tantas experiencias que un joven normal puede atravesar. Pues no. Para Tsukishima Kei, chiste privado del universo, no lo es. Su acosadora resultó ser eso, una verdadera acosadora que se aprendió su horario de principio a fin, sus tiempos en la cafetería y hasta su lugar predilecto para sentarse en la biblioteca a estudiar. Notó su gusto por las fresas, los patrones de dinosaurios que varias de sus prendas tenían y su aversión a los pepinillos o las cosas encurtidas.

Kei jamás aceptó ninguno de sus obsequios, porque algo le decía (su sentido de auto preservación tal vez) que hacerlo sería como darle alas a que algo entre ellos podría llegar a suceder. No importaba cuantas fresas tuviera el bento, o si los boletos para la exposición que tendría lugar ese fin de semana en el museo ya se hubieran agotado. Tsukishima siempre se consideró a sí mismo una persona inteligente e intentó actuar acorde a ello.

No importaba si sus compañeros de clase intentaban convencerlo de darle una oportunidad, o si dentro del equipo B en la universidad se burlaban de él por "temerle al amor". Ni siquiera le importaba si el rumor se había esparcido a niveles insospechados, como para llegar a los oídos de los más grandes y de pronto el equipo A (los seniors y representantes oficiales) lo conocieran como un rompecorazones, en lugar de por sus bloqueos que estaban cada vez más cerca de hacerlo pasar al equipo representativo.

Honestamente, no le importaba. El solo quería sobrevivir a su primer semestre en una universidad dentro de la jungla de asfalto que era Tokio, comer su postre favorito de vez en cuando y leer tranquilamente sin la constante mirada de una chica (a quien no conocía de nada) taladrándole la nuca.

The cat who loves the moonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora