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Escuchó unos cuantos golpes en la puerta, creyó que era alguno de sus hijos que venía a recoger a sus nietos, aunque se le hacía raro ya que aún estarían en su trabajo.
Al abrir la puerta sus ojos se abrieron lo más que podían dejando un poco abierta su boca.

No lo podía creer, después de tanto tiempo.

— Hola Jaeminnie — dijo la pelirroja mientras tenía una sonrisa un poco triste, a su lado pudo observar un hombre, tal vez la misma edad que su pequeña, a este no lo conocía. Tal vez era su pareja; sin duda pasaron muchas cosas estos últimos años.

— Yeri.

— ¿Podemos pasar, tengo... tenemos algo que hablar contigo — se notaba un poco nerviosa, no entendía qué era lo que quería decirle aquel hombre desconocido.

— C-claro.

Al entrar a la sala, Jaemin les ofreció algo de tomar, y no fue hasta que se sentó que pudo notar una caja que traía Yeri entre sus manos, la pelirroja al ver esto carraspeó.

— Se qué tal vez esto te ponga triste, pero es importante que lo sepas. Hace casi 40 años te separaron de Jeno, tú sabes bien a donde fue, sabes que la guerra inició no mucho después de que el entrara allí. Pero él, cada que podía te escribía una carta y me la daba a mi para que se la entregara a tus padres y estos podrían enviártela, ya que eran los únicos que sabían tu dirección. El plan era en entregarles las cartas como si fueran mías, y así lo hice. No fue hasta un poco después, tal vez la carta número catorce que tu padre dijo que no quería que le diera más carta. Temí por un momento que supiera quién las enviaba así que deje de ir. Claro que Jeno nunca supo esto.
Tiempo después inició la guerra, creí que dejaría de escribir cartas y cada día me preocupaba por él.

>>sinceramente no me sorprendió que dejara de escribir cartas, aunque no quería pensarlo pero siendo sinceros, tenía poca probabilidad de salir vivo de allí. Después de la guerra, YangYang — Yeri le dio una mirada rápida a su esposo, Seguida de Jaemin.

— É-él, lo encontré sujetando este collar, me dijo que nunca se lo quitaría, ni siquiera muerto. Pero cada persona que moria allí era quemada y este collar podría estar ahora en la basura o en el cuello de alguna otra persona. Es por eso que decidí guardarlo, se que él me odiaría en ese momento pero sentí que era lo correcto.

— Hace unos años, encontré a tu madre. Me confesó que tu padre se había enterado de quién era el que escribía las cartas y las iba a quemar, pero ella se lo prohibió y las guardo en esta caja, me pidió perdón. Supe que murió meses más tarde, metí las cartas que faltaban en la caja y tarde demasiado en encontrar tu dirección. Él es YangYang, mi esposo, él y Jeno eran muy buenos amigos mientras estaban en su entrenamiento y en las trincheras.

Con una reverencia y sus ojos llenos de lagrimas, Jaemin saludó a YangYang.

Decidió que era mejor abrir la caja a solas, estuvo unas horas más hablando con su mejor amiga y su nuevo amigo, YangYang sobre lo qué pasó después de su partida hacia Italia.

Después de una despedida un poco triste tuvo el valor de abrir la caja. Encontró fotos de él y Jeno, cartas que antes se escribían los dos, y las que había escrito en el tiempo que estuvieron separados.

Al leer la primera carta se convierto en un mar de lágrimas, nunca recibió ninguna, reía mientras leía algunos párrafos, aunque estas parecían muecas raras. Su corazón se rompió por segunda vez al leer las últimas tres cartas.
Se sorprendió al ver que al final de la caja estaba el collar que le dio a Jeno, igual al que él traía desde ese día. Se lo puso, y tocó los dos logrando sentir su pecho calido. Jeno estaba allí.

— ¿Abue?

Rápidamente se limpió y volteó a ver a sus dos nietos con una cara de confusión, trato de darles una de las mejores sonrisas y pregunto que pasaba.

— ¿Por qué lloras? ¿extrañas a tu mami? Hina, Koeun yo también lloramos cuando la extrañamos. Ten, un dulce.

Jaemin sonrió con ternura al ver a su pequeño Jisung tratar de contentarlo.

— Lloró de felicidad Jisung, ¿quieres saber el por qué? — el pequeño Niño asintió y cuando vio a su prima correr hacia ellos le dejó un lugar libre.

— Hace tiempo, yo vivía en otro país, ahí conocí al amor de mi vida, ¿quieren ver una foto? — los pequeños asintieron emocionados.

Jaemin les mostró su foto y les contó su historia, sus nietos estaban tan impresionados, les enseño los collares e igual tuvo que contarles que murió siendo un gran héroe.

Unos minutos más tarde escuchó a la pequeña Hina llorar, la pequeña bebe necesitaba un cambio de pañales.

Oh querido Jeno, nunca te he olvidado y nunca te olvidaré. Siempre serás mi primer y único amor.

24 [ɴᴏᴍɪɴ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora