Trauma Doce

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El maestro Lan QiRen salía dos veces al día sin decirle a nadie a dónde iba ni por qué, solo salía por la quema de un incienso y regresaba sin nada.

Tal vez salía a meditar o a tomar algo de aire fresco, tampoco nadie se atrevía a seguir al gran maestro.

Aquel día pasó por la cocina y tomó un paquete que preparaba con anterioridad, así como entraba salía para meterse entre la naturaleza que rodeaba la secta, siguió caminando por algunos minutos cuando visualizo una pequeña cabaña y un gran perro negro corrió en su dirección y restrego su cuerpo con cariño en la pierna del hombre.

— ¿Tienes hambre, HeiYu?.— con su mano acarició al perro y ambos caminaron hacia la cabaña mostrándole que le traía su comida, el perro ladro y meneo la cola emocionado de verlo.— aquí tienes. — en un plato le dejó el alimento y se sentó a su lado mientras el perro comía lentamente y en silencio. —buen perro.

Acariciaba a él animal y ya que terminó de comer y beber, Lan QiRen se dispuso a jugar un poco con el perro, siempre le habían gustado los animales, pero no todas las reglas era puestas por el, incluso desde antes ya estaba la regla que prohibían las mascotas y cuando WangJi le pidió poner "Esta prohibido que entren perros" al principio no supo por qué era pero no pudo negarse ante el pedido de su preciado sobrino.

Inmiscuidos en el tira y trae un sonido llamó la atención de ambos, fue un sonido de una rama rompiéndose y el quejido de un hombre.

El perro olfato y guió a su humano al lugar del incidente pero al llegar la vista de la situación y un grito tensó a todos.

°

A Lan WangJi le gustaba oírlo, le encantaba escucharlo tan apasionado cuando pedía más pero nunca iba a decirlo de manera directa.

Ambos iban por petición de él de ojos claros por unas flores que crecían fuera de la secta por que eran las favoritas de sus conejos

Patrañas

Wei WuXian sabía que ese no era el motivó principal, veía los ojos de su esposo cargados de deseo y una sensualidad arrolladora lo invadía, con mucho gusto le cumpliría el capricho a su adorado hombre.

Se adelantó un poco y comenzó a desatar el listón rojo con flores bordadas con hilo de oro. - regalo de Hanguang-Jun. - le dio una mirada coqueta y se volteo.

Parecían dos aves preparandose para el cortejo, Lan WangJi le tomó de la cintura y lo pego a su cuerpo mientras dejaba besos por todo su cuello.

De besos lentos pasaron a besos con mordidas y marcas en el cuello, Wei WuXian se concentró en dejarle marcas a el más alto y se maravillo al ver esas marcas desde su manzana de adán hasta su clavícula.

— Quiero hacerlo.

Wei WuXian tembló de placer al escuchar la voz de su marido tan varonil cerca de su oído.

— El gran Hanguang-Jun terminó siendo un gran mentiroso… — comenzó dando tiernos besos desde la comisura de su boca hasta llegar a su frente y regresar a sus labios. — pero no puedo mentirte diciéndote que yo no quiero que me lo hagas, justo aquí.— pasó su lengua por sus labios y Lan WangJi satisfecho lo empotro en el árbol más cercano.

Sus cuerpo calientes y el juicio nublado por el deseo, era tanto su amor y deseo que no bastaba sólo con decirlo si no con placenteras acciones.

Lan WangJi tenía amarrado de las manos a Wei WuXian de una rama mientras lo embestia desde atrás, sus cuerpos estaban tan acoplados al otro que inconcientemente sabían que hacer para darle placer a su amado.

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