Vientos de verano: Viento 0

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Por fin amaneció, no he podido dormir en toda la noche. Sólo me la pasaba dando vueltas en la cama.

Pensando, siempre estoy pensando: ¿Qué será ahora de mi? Mi plan ideal se fue muy lejos. Puedo aceptar la opción de irme al IT, resignarme; estudiar ingeniería. Después de todo, desde niña siempre quise ser como mi papá ¿No? A mis 17 años y no sé que proseguirá con mi vida, no sé qué hacer.

Puedo convencer a mi papá, para meterme a la nueva universidad que abrieron: "Especial para el área de la salud". Pero ¡no!, es demasiado dinero el que piden y ahorita no podemos darnos el gusto. No hasta saber si mis hermanos serán admitidos en la preparatoria de nuestra ciudad; desventaja que tus hermanos sean mellizos.

Para ser sincera no quiero levantarme de la cama, aún no.

–¡Cathe! Cariño ya despiértate, tienes que bajar a desayunar–Escuchó el grito de mi mamá proveniente de su cuarto.

Si no contesto lo mas seguro pensará que sigo en mi profundo soñar. Me acomodo en mi cama pues ya me esta dando sueño, de nuevo. Grandioso, ahora; ¿seré como Dracula? ¿Dormir de día y andar de noche?

Cuando por fin logró conseguir el sueño, escuchó la alarma de mi celular. Decido ignorarla, como lo he venido haciendo durante este mes, y seguir durmiendo. Pero sigue sonando, saco mi mano, para tratar de alcanzarlo del buró. Con los ojos casi pegados, logro ver el nombre de: Tristán ❤ ︎, en la pantalla.

"Buenos días hermosa"

"Ya despiértate, o ¿tengo que ir?☺︎"

"Amor ¡animo!, voy al rato para pasar un rato juntos"

"Que novia tan hermosamente dormilona tengo"

"Yo creo que necesitas el beso de tu principe, asi que te veo en un rato"

¿En serio será capaz de venir? Tiene un buen rato que no viene a verme. Como sea, a seguir durmiendo. Sin dudarlo vuelvo a taparme con las cobijas.

–Cathe, despierta. No puedes seguir durmiendo, ya es medio día. Si pedí el día en el trabajo, fue para pasarlo con mi hija. Así que a levantarse–Dice mi mamá, mientras me quita las cobijas y recorre las cortinas de mi cuarto.

La luz del sol me da directamente a los ojos, la desventaja que las paredes de tu cuarto tengan unos ventanales enormes. Me levanto de la cama y me dirijo al closet. Mi mamá se sienta en el sillón que está frente a esos enormes ventanales que acaba de abrir, los culés llevan al balcón de mi cuarto. Con su enorme sonrisa, parece que me dice:¡Gane!

–Andale cariño, quítate la pijama y ponte algo cómodo.

Es increíble que entre tanta ropa, no tenga ni la más mínima idea que ponerme. No estoy de humor para arreglarme, bueno en realidad casi todo el mes no he tenido ganas de arreglarme y no sé hasta cuando regresen esas ganas para arreglarme y sentirme bonita. Ahorita me siento bien y eso es todo.

Una vez cambiada, me doy la vuelta para ver a mi mamá. Es super chistosa la cara de desagrado que hace.

–Cariño, tienes más ropa ¿por qué esa?

–Me siento cómoda–Creo que todo mundo se siente cómodo, con un pans y la sudadera de su pareja.

Sin nada que decir mi mamá se baja a la cocina. Si mal no recuerdo tiene dos semanas de vacaciones, así que no tomo el día sólo para mí. Quizá lo dijo para poder sacarme de la cama. Para darme un motivo por el cual levantarme y salir de mi cuarto. Camino por el largo pasillo que conduce a las escaleras, como era de imaginarse mis hermanos no están. Mi papá decidió meterlos a un curso de verano, si mal no recuerdo.

Querido vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora