- Si tan solo... -Jotaro se detuvo un segundo- No... olvídalo.
- Dime que ocurre, para algo están los tíos ¿No es así? -Josuke intento sacarle una sonrisa, Jotaro se veía muy desanimado.
- No seas así... -tensó los hombros y suspiro- no importa, cosas mías -apartó la mirada de los ojos azules que lo estaban mirando.
- Claro que importa, sabes que eres muy importante para mí -sentados en los sillones, la posición de Josuke se había desviado, con el torso dirigido hacia el pelinegro.
- ¿Sabes? Si yo hubiera tenido un Stand como el tuyo... -suspiro decepcionado- Podría haber salvado a gente que era muy importante para mí.
- ¿Desde cuándo el grandioso Kujo Jotaro se arrepiente de haber obtenido un veloz y fuerte Stand? Es decir, puedes parar el tiempo ¡Todos queremos eso y tu si puedes hacerlo! -dice intentando animarlo, aunque no sirvió de nada.
- Es que no lo entiendes, perdí a alguien verdaderamente valioso. Si, me gusta mi Stand y estoy orgulloso de tenerlo. Pero saber que no pude hacer nada en el momento en que él estaba sangrando... es... es horrible -la expresión de Jotaro usualmente es la misma, sin embargo, hoy su boca estaba un poco más arqueada y sus ojos se veían brillantes.
Josuke no sabía que decir, él no se destacaba por sus dotes de psicólogo. Simplemente se quedó callado, intentando comprender lo que su sobrino sentía.
- Bueno, tengo que irme -dijo Kujo, levantándose del sillón.
- ¿Estás seguro?
- Sí, tengo que hacer unas cosas, nos vemos -Jotaro salió de la casa de los Higashikata.
En realidad, Kujo estaba en día feriado.
[×/×]
Ya en su casa, Jotaro se dirigió hacia su habitación y se tiró en su cama, estaba cansado.
Cansado de recordar.
Cansado de hablar.
Cansado de extrañar.
Extrañar a su chico, Kakyoin Noriaki.
El dolor crecía en su pecho, sus manos temblaban y sudaban, su pulso se acelera, en sus pensamientos se ahogaba y se lamentaba todo lo que había hecho y de lo mal que lo había tratado algunas veces.
Había sucedido ya hace 11 años y él, aún, no lo superaba.
Jotaro se durmió.
[×/×]
- Oh, ¡Hola! Con que al fin llegaste... -Noriaki estaba a unos 10 metros de Kujo.
Jotaro no respondió, tenía los ojos abiertos como platos ¿En verdad era él?
- Estás muy callado... ¿Te sientes bien? -volvió a hablar.
- Kakyoin... ¿Cómo?... no entiendo... tu...
- Yo... ¿Morí? Bueno, eso aquí no importa -sonrió amablemente como solía hacerlo.
Jotaro prefirió quedarse callado, no entendía muy bien lo que estaba pasando, no podía asimilar bien la diferencia entre la realidad y sus sueños.
Kakyoin cayó de rodillas acompañado de un brusco sonido. Con una expresión de dolor, sus manos se dirigieron hacia su estómago, que pronto se repletaron de sangre.
- ¡Kakyoin! ¡Kakyoin! -Jotaro tuvo una reacción rápida y comenzó a correr, intentaba alcanzarlo, pero, de alguna manera que él no entendía, se le hacía imposible avanzar.
Lo entendió; Él no puede hacer nada, y nunca podrá hacer nada para cambiar lo que había ocurrido.
Un manto de sombra atrapó a Kakyoin y desapareció.
Jotaro se despertó, estaba temblando, tenía miedo, no hacia una persona, tenía miedo de no superarlo nunca.
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Un brillo esmeralda ~ Jotakak
RomanceEse hombre delgado y elegante no salia de sus sueños, ¿Qué y cómo debe hacer las cosas para superar ese infierno en el que vivia constantemente?