Recuerdos

270 38 2
                                    

Jotaro nunca imaginó enamorarse de un hombre. Si, algunos le parecían lindos pero nunca fue más que eso. Sin embargo, hace 11 años, cuando Jotaro curó a Kakyoin en su casa, tuvieron la suerte de entablar una bonita amistad, o quizás algo más.

[×/×]

En su largo viaje desde Japón hacia Egipto, con todos sus compañeros tuvieron que detenerse en un hotel. Joseph y Avdol compartieron habitación, Polnaleff se vio obligado a tener un cuarto solo ya que sería raro que la niña que los acompañaba durmiera en su misma pieza, por lo cual, Jotaro y Kakyoin terminaron en la misma recamara.

- Es una linda habitación ¿No crees? -pregunto Kakyoin en un tono amable.

- Si -respondió cortante el pelinegro.

Kakyoin quería romper el hielo, pero sacar un tema de conversación con Jotaro no es para nada fácil, incluso hasta su propia madre no puede tener una gran conversación con él. El pelirosa sabía que Jotaro era una persona muy interesante, pero creía que si le preguntaba algo directamente la situación sería un poco incómoda.

- ¿Estás bien? -pregunto Kujo.

- Si, ¿Por?

- Nada, te noto un poco tenso.

Kakyoin pudo sentir que sus mejillas enrojecieron un poco, se sentía mínimamente especial. Por lo que había oído, Jotaro no era el tipo de hombres que le preguntaban a cualquiera su estado.

Aunque Kakyoin sabía que la emoción era solo del momento, ya que nadie nunca se había preocupado por él. Pasó su vida solo, 17 años de completa soledad y melancolía. Jugaba videojuegos hasta quien sabe que hora de la noche. No podía comprender como hacían otros chicos de su clase para hacer amigos, él no se sentía compatible con nadie que no pueda ver su Stand, ya que, no podía ver la naturaleza de su alma. Sus padres nunca se interesaban por él, siempre estaban metidos en sus asuntos y no tenían tiempo para hablar con su propio hijo.

- ¿Estás completamente seguro de que te sientes bien? -replicó.

- Si, estoy bien, lo juro -le sonrió agradablemente- ¿Por qué preguntas?

- No... nada -volteo la mirada.

Era imposible saber lo que Jotaro pensaba, su expresión facial nunca era distinta.

- Ya es muy tarde, deberíamos ir a dormir -Kakyoin intentó agregarle sonido al silencio que reinaba en esa sala.

- Si, es cierto.

Kakyoin se puso su pijama a rayas, en cambio, Jotaro simplemente se quitó el abrigo y su cinturón.

- ¿No tienes pijama? -pregunto el pelirosa.

- No, ¿Está mal?

- No, para nada -Kakyoin se recostó y se tapó- Cada día me sorprendes más... -dijo en un tono muy bajo.

- En realidad no soy muy interesante, la gente cree que lo soy solo porque mi cara no refleja mis pensamientos -dijo Jotaro acostándose.

A Kakyoin se le heló la sangre "¿Dije eso en voz alta?" pensó.

- En realidad yo creo que todos somos interesantes, incluso tu.

- Se nota que no me conoces, mientras más sabes de mi, más aburrida se te va a hacer mi existencia.

Kakyoin se dio cuenta que era el momento - Puedo probarte que no -suspiro- Cuéntame más sobre ti.

- Otro día, es hora de dormir.

"¡Mierda! Fui muy rápido" pensó. Se resignó y fue a dormir.

Un brillo esmeralda ~ JotakakDonde viven las historias. Descúbrelo ahora