Martes por la tarde, el receso está por terminar, el reloj hace tick tack, marcando el paso del tiempo, sin perdonar demoras ni lamentos, y eso es algo que Adriel sabe muy bien, él ha dejado pasar días, semanas y años ocultando sus sentimientos por Michael, no es que no lo haya intentado, lo ha hecho miles de veces pero en cada una de ellas se congela, sus palabra enmudecen, mientras que el reloj sigue marchando al son del tick tack. No se congela por pena o vergüenza, no claro que no; Adriel es el chico más espontáneo y extrovertido que puedes conocer, de esas personas que pueden hacer amigos en cualquier lugar y momento, seguramente te estarás preguntando qué es lo que lo hace congelar entonces, es fácil, es el miedo, miedo a ser rechazado por la persona que ama, por qué sí, está seguro de que es amor y no algo pasajero.
Temía ser rechazado por él y por todos los demás, porque tristemente Adriel además de ser una persona que se preocupa por el bien de los demás, también es alguien que suele darle mucha importancia a lo que podrían decir sobre él, un problema bastante grande para alguien gay que vivía en una comunidad homofóbica.
Eso no había sido impedimento para que tuviera sus aventuras con algunos chicos, chicos que solo conocía para una noche, chicos que en lugar de llevar un nombre llevaban un número, aventuras que se quedarían en las sombras para siempre. El problema aquí era que no quería que Michael fuera una aventura más, no quería que fuera solo un número, no quería que fuera algo ocasional, no quería que se quedará entre las sombras, porque quería algo serio con él, por qué él sí era importante.
Estas solo, es tu oportunidad, si por voz no puedes decirle lo que sientes al menos por una carta, una nota, un algo, pero hazlo ahora una oportunidad así nunca la volverás a tener. Papel y pluma tienes a la mano, más no puedes pedir.
Con el corazón latiendo le a mil comenzó su redacción, debía ser rápido en cualquier momento alguien podía regresar.
Escribiste tus sentimientos a grandes rasgos, no había palabras suficientes para explicar en su totalidad lo mucho que sientes por él, le pediste verlo en el parque ese mismo día por la noche para poder hablar y firmaste con la inicial de tu nombre: A🖤, con prisas metiste la pequeña nota en su mochila y te fuiste de inmediato para evitar sospechas, los minutos siguieron marchando y todos volvieron al salón, él con sus amigos y tú con los tuyos... o al menos con quiénes decían serlo, el profesor entro poco después y pidió su material, tu solo sentías tus piernas temblar de imaginar su expresión.
Sucedió, tomo su mochila y lo primero que vio fue ese pedazo de hoja color turquesa, la tomo en lugar de sus libros, la leyó y volteo a todos lados en busca de alguien que se viera sospecho y te vio, te vio viéndolo, lo saludaste con la mano tratando de disimular y él simplemente sonrió de lado a forma de respuesta, pero de esas sonrisas forzadas, y simplemente regreso su mirada al frente, saco su material y le mostró la nota a sus amigos, obviamente comenzaron a molestarlo con bromas a lo relacionado logrando sacarle una sonrisa verdadera.
Finalmente, las clases terminaron y todos se disponían a marchar a sus casas, tú guardabas tus cosas con tranquilidad cuando por el rabillo del ojo lo viste acercarse, pararse a un par de metros de distancia de ti, esperaste a que te hablara y al pasar un tiempo considerable, en el que ya no era creíble seguir "guardando tus materiales", decidiste voltear y fingir sorpresa al verlo, aunque realmente te sorprendiste al verlo dar media vuelta y caminar hacia la puerta, negaba con la cabeza y murmuraba algo ─No, no puede─ creíste escuchar. Un suspiro llego al mundo mientras colgabas tu mochila y seguías sus pasos fuera del ya vacío salón, tan solo debías esperar un par de horas más para que el gran momento llegara, hoy era el día.
Disfrutaste de caminar por las tranquilas calles de tu comunidad, siempre tan tranquilas y con una blanca iluminación que hacía destacar el dorado del cielo. Una dulce melodía sonaba en tu cabeza, tan perfectamente sincronizada con tu corazón, como si los audiófonos estuvieran conectados a él en lugar de estarlo al celular.
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Buenas noches
Teen Fiction¿Cómo sería tu vida después de que te diagnosticaran con una extraña enfermedad? ¿Cuál seria tu reacción al saber que solo te quedaban 6 años de vida? Pues esta es la realidad de Adriel, quien con 15 años dejo de lado la vida normal de un adolescent...