Los 6 chicos viajan a un lujoso lugar para cantar y para pasar un día genial, pero en aquel lugar hay algo interesante; una tienda de ensueño abandonada. Todo parece normal hasta que la curiosidad lo convierte en pesadilla, ¿te atreverías a entrar c...
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Una tarde los 6 chicos recibieron una invitación a un evento, todo esto como parte de la celebración de la música en el país. Este se efectuaría en una locación privada a las afueras de la ciudad. Todos muy emocionados esperaban ese día hasta que al fin llegó.
Llegaron en aquel lugar, uno muy apartado de la ciudad entre un bosque profundo. Todos estaban muy extrañados pues... ¿por qué tan lejos y que era ese lugar?
Al bajar de su vehículo llegaron a donde había varias personas reunidas.
—Hola grupo —saludó un alegre señor, entusiasta—. Es un honor tenerlos aquí, me llamo Miguel.
—Hola —respondieron todos al unísono. Aquel señor se acercó a todos y les extendió con la mano un folleto de papel.
—¡Bienvenidos al campamento!
—¿Campamento? —preguntó Sophie con una mirada confusa, volteó de inmediato hacia Paula—. ¿No se supone que este sería un evento donde íbamos a cantar? —murmuró.
—No lo sé, deja que nos terminen de explicar... —respondió ella devolviendo la atención aquel señor.
Él, quien estaba terminando de repartir los folletos, escuchó.
—Por supuesto que sí —aclaró—, pero aparte de esto; nos encantaría que ustedes formen parte de este lugar que llamamos campamento. Les serviría como parte de un descanso aparte de ser nuestro grupo estrella de la presentación de la tarde.
Los 6 chicos se miraron entre sí, a pesar de las palabras del señor Miguel seguían muy confundidos pues desde la llegada de la invitación mantenían esa perspectiva de que aquel evento sería como en todos en los que suelen asistir.
Todos bajaron sus cosas del vehículo, el señor Miguel les enseñó sus habitaciones. Sin embargo, a pesar de ser un campamento las instalaciones más bien parecían un "resort" con sus cuartos modernos, excelentes servicios de primera y los alrededores de lujo.
Compartirían habitación; las chicas en uno y los chicos en otro.
—¡Guau! Esto es todo un hotel —dijo Emiliano con emoción—. Si esto es un campamento no me imagino cómo sería una fogata.
—Pues es interesante, que mal que sea solo un día —añadió Nathan mientras aventaba su maleta a un lado de la cama tomó el folleto que les habían dado y lo leyó—. Ahora entiendo.
—¿Qué?
—Aquí dice que es un hotel donde hacen eventos a nivel internacional llamado el campamento, no precisamente es uno como tal.
—Yo creyendo que era como en la tele —dijo Emiliano, decepcionado.
—Pues hay que aprovechar todo lo posible, no todos los días nos invitan a este tipo de eventos —anunció Yael aventándose en su cama.
