IX

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Estaba en la pastelería viendo como Win elegía su pastel de boda, con Saint ya nos habíamos cansado de seguirlo por todos lados, pero el verlo tan feliz, probando cada crema y sabor, nos hacía reír.

- ¿Cómo te estas sintiendo Type?, dijo mi amigo Saint, sentándose a mi lado - ¿Pasaron tus problemas estomacales?

-No, por lo mismo iré al médico mañana, dije bebiendo un poco de té, llevaba cinco días con cólicos y vómitos, pero no había tenido tiempo de ir al doctor, no obstante, ayer cuando debido a los vómitos y que no me estaba alimentando bien, casi me desmayé, Tharn decidió sacarme una hora y me obligó a hacer tiempo, para ir a que me revisaran.

Mientras pensaba en mi novio, sentí sus manos en mi vientre y su aliento en mi cuello - ¿Cómo se está portando, mi Tharn Junior?, dijo en un susurro, desde que me había enfermado, no dejaba de molestarme con que estaba embarazado, a veces lo decía con tanta seriedad que dudaba que estuviera bromeando.

-Estás loco, dije golpeando sus manos, mientras afirmaba mi peso en su cuerpo, la verdad es que no me sentía nada bien, el vomitar todos los días, me tenía bastante debilitado -Tengo hambre Tharn, pero tengo miedo de comer.

-Vamos a comer algo liviano, dijo besando mi cuello -No puedes seguir sin probar bocado, has bajado de peso y estas pálido.

-Me duele la garganta, costillas y cabeza de tanto vomitar, dije girándome y escondiendo mi cara en su cuello.

En estos dos años que llevaba de novio con Tharn, había descubierto una faceta nueva de mí, si bien era un hombre grande, tosco y frío, me encantaba convertirme en su niño mimado, poder refugiarme en sus brazos y dejar que el me llenara de cariños y mimos, al principio me daba un poco de vergüenza, por ello lo hacía sólo en privado, sin embargo hoy, me daba lo mismo lo que la gente pensara de mí, yo me sentía feliz y protegido con la atención que mi novio me brindaba y no estaba dispuesto a privarme de ello, por el que dirán.

-Mañana veremos que es lo que tienes amor, dijo Tharn acariciando mi espalda -Estoy preocupado, nunca habías estado tantos días enfermo.

-Debe ser algo que comí, dije besando su cuello -No te preocupes demasiado.

Me quedé pegado al cuello de Tharn, impregnándome de la tranquilidad que me entregaba su esencia, hasta que nuestros amigos, estaban listos para ir a comer, cuando llegamos al local de comida, pedí una ensalada un te helado y una jalea, esperaba que esto no lastimara mi estómago.

Con envidia miraba a todos los demás comer, sus hamburguesas, papas fritas y lasañas, mientras que yo, solo podía llevar un trozo de lechuga a mi boca, sintiéndome enormemente hambriento y frustrado.

El no comer me tenía de mal genio, dejé con demasiada fuerza el tenedor sobre mi plato, cortando la conversación que todos tenían en ese momento.

- ¿Qué pasa bebé, estás bien?, dijo Tharn tomando mi mano - ¿No te gustó la comida?

-Lo siento, no es nada, dije sonriendo, sabiendo que los chicos no tenían nada que ver en mi mal humor, cuando la conversación se reanudo, afirmé mi cabeza en el hombro de Tharn y suspiré, por suerte la comida no había caído mal a mi estomago y si bien aún tenía hambre, al menos no me sentía enfermo, animado por eso, metí mi tenedor en el plato de mi novio, robando una papita, pero me arrepentí al instante, ya que antes de que la tragara del todo, las nauseas invadieron mi cuerpo, haciéndome correr al baño.

Apenas abrí el cubículo del baño, me dejé caer al suelo y vomité todo lo que tenía mi estómago, lo que, dadas las circunstancias actuales, era bastante poco, las lagrimas no tardaron en invadir mis ojos y las venas marcadas en mi cuello por el esfuerzo dolían, la cabeza me daba vuelta y si no fuera por los brazos que me sostenían de la cintura, habría terminado golpeando mi cabeza contra el WC.

Una nueva oportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora