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"¿Pasó por ti en media hora?" me pregunto el profesor de orientación. El señor Martín Ramón.

Un hombre de unos cuarenta años. Muy en forma para el estilo de vida que lleva. En clases cada cierto tiempo solemos comentar que sería tener un hombre así en la cama. Las más experimentadas comparten sus anécdotas algo exageradas no se puede negar. Mientras las horas pasan esperando la salida de esa prisión.

No odio el colegio odio las clases y las absurdas tareas.

Luego de quedar con él, me di un baño y me vestí con ropa deportiva. No tenía ánimos de adornar mi ropa.

Salir un rato no requiere tanta preparación y menos sino tengo ánimos.

A mí no me interesa tener una vida sana. Sobre la sanidad del mundo. Una sanidad falsa.

Él llego en su auto negro. Y fuimos a un restaurante muy apartado de la zona turística.

Al llegar pedimos unos platos simples y jugó para mí.

"Yo no buscó un mal para ti sabes. Si nos distanciamos fue porque me dijiste que necesitabas espació"

Me dijo tomando mi mano, su piel áspera de tanto ejercitarse en el gimnasio con grandes y pesadas pesas. Llenó mis pulmones el olor de su perfume. Recordando su piel sobre la mía.

"No creo que debemos pasar mucho tiempo juntos, te pones algo mandón y controlador"

Le respondo comiendo un poco del plato y bebiendo mi jugó zanahoria su sabor dulce causó

"¿Ya no me deseas?" me pregunta mirando mis ojos. Intentando encontrar un atisbo de mentira.

No me engañare me gusta, solo que no puedo dejar que se adueñe de mí. Debo tener una adolescencia casi normal.

"Si estoy aquí es porque estaba aburrida. No lo tomes a mal. Necesito salir y vivir con los de mi edad" respondo terminando no comida. Padre llegara a la casa y es mejor que me encuentre ahí.

Al entrar al auto saca un regalo y me lo entrega en la mano.

Le respondo con una sonrisa y abro observando un hermoso collar que brilla. La luz al tocarlo parece tiritar como una estrella en el firmamento.

"¡Gracias!"

"Ven te lo pondré" dijo colocándomelo y dándome un beso delicado.

Olvide lo bueno que es besando, los años le han otorgado la experiencia que aún no tiene los chicos de mi edad.

Colocó su mano en mi nuca, llenado mí ser de calor.

"¡Ya!"

Dije apartándolo de mí.

"Bien"

Al llegar a la casa. Le di un beso en la mejilla y me bajé del auto.

Al llegar a mi habitación.

Sentí el fuego en mí. No quise darle la oportunidad a Martín de pensar que podía tener algún control en mí. Mi piel, mis glúteos, mis pechos...

Coloqué una película sobre una enfermera que era violada por tres hombres grandes, de pene gruesos, gimiendo de placer.

Y deje caer la ropa en el suelo.
Abriendo mis piernas y tocando mi sexo, humedecida introduje mis dedos con prontitud. Auto satisfaciendo me.

Censura (Temporada 1) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora