𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 8

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Lo había dejado encerrado, a base de candados y barras de seguridad que solo un experto de la CIA podría descifrar y claro...él. Después de retirar el dinero de Yoongi lo había colocado en un botín que guardaría bajo siete llaves en alguna parte del pequeño departamento. Sin embargo, había dejado el dinero suficiente para la comida que necesitaba, sin mencionar alguna ropa de segunda que le compraría a Yoongi, tanteando, pues no se sabía su talla.

Y después de algunas horas...había vuelto a casa.

- Mierda - se dijo a sí mismo al abrir la cerradura. Cerró la puerta y observó a Yoongi con una sonrisa radiante sobre el diván, con una lata de cerveza en la mano.

- Vaya, llegas y ya insultando...

- No te lo dije a ti, es que... ¿estás borracho?

- ¿Yo? - preguntó él sorprendido, al mismo tiempo que soltaba una carcajada. La lata de cerveza revotó, cayendo al suelo.

Taehyung negó con la cabeza, tiró el botín sobre la pequeña mesa y con la otra mano tendió la pizza que había traído.

- Te dejo apenas una hora y haces esto. - lo reprendió. - te he traído supresores, ropa y comida. Es lo que hay, no voy a gastar dinero por un niño rico - dejó la bolsa de ropa sobre el diván. - no puede ser...eres peor que un niño pequeño, te has tomado mi colección de Heineken... y ni siquiera... - cuando se detuvo, se percató de que hablaba solo.

Lo vio tendido, tenía los ojos levemente cerrados en un descanso profundo. Bonito. Muy bonito. Quizá había sido por algo que había terminado eligiéndolo a él de entre esos cinco. Quizá alguien intentaba decirle algo. Pero no quería ponerse a pensar en eso, al contrario, después lo notaría. Lo cargó entre sus brazos, intentando no despertarlo. Los borrachos eran más duros que una piedra, pero aún así tuvo cuidado. Sus manos se aferraron a los muslos de él, teniéndolo con firmeza. Caminó hasta la habitación, abriéndolo con una mano, sus músculos se tensaron cuando tuvo que acostarlo sobre las sábanas en el suelo. 'Toda mi colección de Heineken'... pensó. Y una leve sonrisa se expandió entre sus labios.

- Lo lamento... - le dijo él. Abriendo los ojos suavemente. Taehyung se tensó.

- ¿Por qué?

- Por tomarme tu colección.

- Da lo mismo.

- Pero dijiste que te molesta

- Ahora te digo que me da lo mismo. - intentó irse, apunto de colocarse de pie, sintió las tibias manos de Yoongi cogerle el brazo.

- No te vayas... - le pidió en susurros. Taehyung lo miró a los ojos, era inevitable no hacerlo cuando lo necesitaba...se sentía tan bien cuando la miraba tan intensamente. - vamos, quédate... - murmuró ahora, acariciándole los bíceps. Taehyung lo sintió exquisito. Observó las pequeñas manos de Yoongi acariciarle el brazo. Joder ¿de qué me manera lo hacía que lo ponía tan tenso?

- ¿Para qué? - le preguntó, sin querer saber la respuesta, tan solo deseaba quedarse ahí mismo.

- No lo sé... - Yoongi lo empujó hasta él, esta vez para que se acostara a su lado. Taehyung cayó tendido. Las fuerzas se le habían ido. De pronto se encontraba hechizado por él y sus penetrantes caricias. - tal vez para que me digas tu nombre.

- Pensé que lo sabías... - dobló los brazos y los colocó bajo su cabeza. - Taehyung. Kim Taehyung.

- ¿Y por qué lo de ayer? - preguntó él.

- ¿Qué cosa?

- Te detuviste.

Y una cosa era cierta. Los borrachos eran los más sinceros del mundo.

- Tú no querías... - le respondió sin sobresaltarse. No valía la pena molestarse de nuevo.

- ¿Cómo lo sabes? - Yoongi dio vuelta. Cayendo sobre el torso de Taehyung. Él volvió a posicionar sus ojos sobre los de él. Esta vez sí tenía tantas ganas de hacerlo suyo. Tantas. Muchísimas. Le deseaba con toda su puta alma. Se relamió los labios. Necesitaba hacer suyo cada centímetro de su boca.

- ¿No es así? - le preguntó. Su brazo izquierdo le abrazó la cintura por detrás. Haciendo que sus cuerpos se junten más esta vez. El pecho de Yoongi quedó atrapado entre el torso de Taehyung.

- No... - le respondió él. Mierda, ¿lo decía solo porque estaba ebrio? ¿Todavía está confundido por el celo? O porque... ¿en verdad lo sentía así? - Taehyung... - una oleada de deseo se apoderó de él cuando lo escuchó decir su nombre. Se lo imaginó gritándolo ahora. Con la garganta ronca. Gimiendo. Duro. Al ritmo de sus caderas. Cubierto en sudor. Dándoselo todo. Hasta la última gota de su dulce entrada. - bésame... - le pidió. Y sí. Mil veces sí. Yoongi... lo estaba volviendo loco.

Secuestro | TaegiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora